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“Demasiado poco, demasiado tarde”: por qué las concesiones de Macron no aplacan la cólera de los “chalecos amarillos” en Francia

Las medidas anunciadas por el presidente francés en materia de poder no parecen aplacar la cólera del movimiento que tiene en vilo a Francia

El presidente Emmanuel Macron intentó el lunes reafirmar el control sobre una nación desgarrada por protestas cada vez más violentas con ofrecimientos de alivios fiscales para trabajadores y jubilados en apuros económicos, al tiempo que hizo un reconocimiento excepcional de que “podría haber lastimado a la gente con mis palabras”.

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Mientras algunos ven un tímido avance, una parte significativa de los activistas juzgan que las propuestas del presidente no están a la altura de los reclamos y llaman a nueva manifestación para el sábado.

«Insuficiente”. Así puede resumirse el sentimiento que recorre el movimiento de los “chalecos amarillos” tras el esperado discurso del presidente francés Emmanuel Macron.

Incluso mientras el mandatario rompía su silencio acerca de las protestas en un breve discurso televisado, los manifestantes de chalecos amarillos se comprometieron a mantener la presión sobre un hombre al que consideran arrogante, desconectado de los franceses de la calle y “presidente de los ricos”.

“Estamos en un momento histórico para nuestro país”, afirmó el líder francés desde el Palacio del Elíseo. “No reanudaremos el curso normal de nuestras vidas” después de todo lo que ha pasado.

En declaraciones con voz suave y tono amable, Macron imploró que regrese la calma tras cuatro semanas de protestas que comenzaron en provincias desatendidas para oponerse a los incrementos en los impuestos a la gasolina y se extendieron hasta derivar en disturbios en París y una serie de amplias exigencias.

Es un punto de inflexión en su presidencia y un momento crucial tanto para Francia como para Europa. Macron se convirtió en presidente el año pasado con promesas de reactivar la economía estancada del país y salvar la unidad europea. Sin embargo, su credibilidad en ambos frentes está ahora profundamente dañada, en una época en que la UE pasa apuros con la caótica salida británica del bloque y las protestas en Francia han estimulado movimientos similares más allá de sus fronteras.

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Los manifestantes franceses pasaron semanas exigiendo que Macron hablara en público sobre los temas que a ellos les preocupan. Después de que lo hizo escudriñaron cuidadosamente sus promesas.

“No resuelve el problema”, declaró el manifestante Alain Bouche a la televisora BFM desde un bloqueo carretero orquestado por los chalecos amarillos al suroeste de París. Dijo que sus colegas manifestantes también desean un referendo nacional.

«Demasiado poco, demasiado tarde, después de demasiada violencia y desprecio. ¡Nos vemos el sábado!», reaccionó Eric Drouet, uno de los líderes de los chalecos amarillos en el grupo de Facebook “France en colère”, uno de los espacios en la red privilegiados por el movimiento.

En una barricada similar cerca de la frontera de Francia con Suiza, otros manifestantes expresaron sus puntos de vista. Dos jubilados que veían la transmisión en una tableta dentro de un albergue improvisado consideraron que el ofrecimiento era demasiado poco, y demasiado tarde. Pero otra manifestante con un chaleco amarillo que sólo dio su nombre de pila, Milliau, dijo que tuvo “algunos elementos tranquilizadores. Dio un gran primer paso. Le faltan muchos más”.

Algunos representantes de los manifestantes han dicho que el sábado se llevarán a cabo más protestas, luego de que las de París en los últimos dos fines de semana se tornaran violentas.

Mientras tanto, los estudiantes que se oponen a los cambios en exámenes cruciales de secundaria convocaron a una nueva ronda de manifestaciones este martes.

Los estudiantes también se manifiestan. AP (Christophe Ena/AP)

El politólogo Franck Gauidichaud de la Universidad de Grenoble analizó, en una entrevista para Radio Francia Internacional,  las medidas anunciadas por el Presidente de Francia. Según Gaudichaud, el descontento de los franceses es mucho más grande y no se calmará con un aumento de sueldo o una bonificación de fin de año. Estas medidas reforzarán la «imagen de Macron separado del país real»

Macron declaró un “estado de emergencia económico y social”, ordenándole al gobierno y al parlamento que tomen medidas inmediatas para modificar las normas fiscales y otras políticas que afectan las billeteras de los franceses de la clase trabajadora.

Respondió a varias de las exigencias de los manifestantes con medidas como las siguientes:

_Un incremento financiado por el gobierno de 100 euros al salario mínimo a partir del año próximo.

_La abolición de los impuestos al pago de horas extras en 2019.

_Solicitarle a las compañías que generen ganancias darles bonos de fin de año libres de impuestos a sus trabajadores.

_Eliminar un incremento fiscal a las pensiones pequeñas, reconociendo que fue “injusto”.

Una cosa que no efectuó fue reactivar un impuesto especial a las viviendas que tienen activos por encima de 1,3 millones de euros (1,5 millones de dólares), el cual recortó el año pasado. Los manifestantes de chaleco amarillo lamentan que ese gravamen haya sido suspendido y querían que fuera implementado de nuevo.

Antes de su discurso televisado, Macron se reunió con políticos locales y nacionales y con líderes sindicales y empresariales para escuchar sus preocupaciones, pero no habló con representantes del movimiento de protestas.

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