China y Rusia han estado probando tecnología en una capa importante de la atmósfera, la ionósfera. Sin embargo, ¿qué significa esto?
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La ionosfera permite que las señales de radio reboten largas distancias para la comunicación. Por esto, los militares han estado en una carrera para controlar la capa durante década, y hasta hoy sigue vigente.
Cambiar la ionosfera sobre el territorio enemigo puede contribuir a interrumpir la comunicación con los satélites. Si lo vemos desde una perspectiva militar, evidentemente es un área relevante.
Por esto, Rusia y China han realizado un total de cinco experimentos en lo que corresponde a una zona llamada Vasilsursk, una pequeña ciudad rusa en Europa oriental. Según explica South China Morning Post, el 12 de junio, la temperatura del gas ionizado delgado aumentó más de 100 grados Celsius debido al flujo de partículas.
Las partículas, o electrones, fueron “bombeados” en dirección al cielo por Sura, una instalación en Vasilsursk construida durante la guerra fría. La base Sura encendió una serie de antenas de alta potencia e inyectó una gran cantidad de microondas en la atmósfera.
Se cree que la base Sura en Vasilsursk fue la primera instalación a gran escala del mundo construida para este propósito. Aunque solo fueron los pioneros, porque el ejército estadounidense aprendió del experimento ruso y construyó una instalación mucho más grande para realizar pruebas similares.
El famoso programa HAARP, se estableció en Gakona, Alaska, en la década de 1990 con fondos del ejército de los EE. UU, aunque ahora China está construyendo una instalación aún más grande y más avanzada en Sanya, Hainan.
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Ha existido la preocupación de que tales instalaciones pudiesen usarse para modificar el clima e incluso crear desastres naturales, incluidos huracanes, ciclones y terremotos, incluso afectar nuestra salud. De hecho el caso de HAARP ha originado todo tipo de hipótesis relacionadas.
El profesor Gong Shuhong, un investigador de tecnología de comunicación militar en la Universidad de Xidian, dijo al mismo medio que había estado siguiendo de cerca el experimento de calefacción Rusia-China, y mencionó lo siguiente:
La energía emitida fue demasiado baja para desencadenar un evento ambiental global. La influencia humana es aún muy pequeña en comparación con el poder de la Madre Naturaleza, pero el impacto en una pequeña región es posible. Tales estudios deben seguir estrictamente las pautas éticas. Lo que sea que hagan, no debe causar daño a las personas que viven en este planeta.