Tanto Juan Valdés, vocero del movimiento «Melipilla se Levanta», como Alexandra Castro, coordinadora de «Talagante se alza contra el alza», están en situaciones similares. Ambos toman el transporte desde su comuna bien temprano, tardan más de una hora en llegar al Terminal San Borja y después deben subirse al metro para llegar a sus trabajos.
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En ambas comunas, los últimos días se han caracterizado por la movilización que se generó producto del alza de pasajes, que consideran «injustificado», y afecta a gran parte de los habitantes que hallan en Santiago la única fuente posible de trabajo.
«Como ciudades dormitorio, hemos sido postergados siempre», dice Valdés, agregando que la situación recién se hizo visible cuando cortaron en dos ocasiones el tránsito de la Autopista del Sol. ¿La razón para movilizarse? En menos de un año, las dos empresas que realizan viajes a la capital (Ruta Bus 78 y Melipilla-Santiago), han subido sus pasajes en un 40%.

«Cuando partió el año, el pasaje estudiante costaba mil pesos y el 8 de diciembre lo subieron a $1.400. El pasaje individual de adulto estaba en $1.800 y ahora está a $2.200. La excusa es el precio del combustible, pero eso no se condice con la realidad», relata el vocero.
En la misma línea, acusa que «esto se conforma como una colusión. Ninguna de las dos empresas se molesta en los precios y tampoco compiten. Una máquina sale primero y luego la otra, una empresa sube los pasajes e inmediatamente la sigue la otra», señala Valdés.
En Talagante denuncian algo parecido. No con la figura de colusión, sino que de monopolio. «No tenemos más opción que usar la flota Talagante. El boleto estudiante costaba $350 y lo subieron de golpe a $500. Lo mismo con el de adulto, que llegó a $1.300», señala.
Costo de desplazarse
Decenas de vecinos fueron este martes a las afueras de la flota de micros con pancartas para expresar su descontento, y anuncian que seguirán con las protestas. «La situación es bastante terrible. Hemos encontrado en la movilización la forma de poder sacar nuestro sentir», relata la vocera.
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Ambos representantes coinciden en que el desplazo a Santiago castiga de sobremanera a los trabajadores. Si un capitalino gasta unos $34.320, considerando pasaje de ida y vuelta durante 22 días hábiles, un melipillano desembolsa hasta un 244% más en transporte mensual: $117.920, contabilizando bus y metro. Un talagantino, en tanto, gasta cerca de $91.520.
«Como las empresas no paran de subir los precios, nuestra bandera de lucha es el Metrotren a Melipilla», aclara Valdés. Lo mismo exige la representante de Talagante, aunque temen que, pensando en que el estudio de impacto ambiental se apruebe en marzo del próximo año, el proyecto de construcción a 2023 sólo llegue a Malloco. «Aquí nadie controla las tarifas, las alzas son irregulares y por eso necesitamos que llegue el metroten para competir en los precios, tampoco sería extraño que estas empresas estén haciendo caja antes de que llegue otro medio de transporte a quitarles pasajeros», añade Castro.

Si bien el movimiento en Melipilla no planea intervenciones en la Autopista del Sol esta semana, «no descartan repetir esa acción en el futuro». A su vez, dicen que se coordinan con las agrupaciones de Talagante, Malloco y Peñaflor, para organizar intervenciones conjuntas, tanto en la carretera como el terminal San Borja, y exigir que se aseguren plazos y control de tarifas en transporte para esas comunas.