Las celebraciones navideñas que tradicionalmente están llenas de risas y música alegre fueron reemplazadas por rezos para las víctimas del tsunami en una zona que fue arrasada por las olas que azotaron sin previo aviso, provocando la muerte de más de 420 personas y dejando a miles sin hogar en Indonesia.
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El pastor Markus Taekz dijo el martes que su Iglesia Pentecostal Rahmat, ubicada en la zona fuertemente golpeada de Carita, no celebró con canciones jubilosas. En su lugar, dijo que solo unas 100 personas asistieron al servicio de Nochebuena, al que generalmente va el doble de esa cantidad. Muchos miembros de la congregación ya habían abandonado el área para irse a la capital, Yakarta, o a otros lugares lejos de la zona de desastre.
“Esta es una situación inusual debido a que tenemos un terrible desastre que mató a cientos de nuestras hermanas y hermanos en Banten”, señaló, refiriéndose a la provincia. “Así que nuestras celebraciones están llenas de dolor”.
Los líderes eclesiásticos llamaron a los cristianos a lo largo y ancho de Indonesia _la nación con mayor población musulmana del mundo_ para que rezaran por las víctimas del tsunami.
La cifra de muertos había aumentado a 429 el martes con más de 1.400 personas lesionadas y por lo menos 128 desaparecidas luego de que el tsunami azotó algunas zonas del oeste de Java y el sur de Sumatra, dijo Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia de Mitigación de Desastres de Indonesia.
Agregó que más de 1.600 personas fueron desplazadas y que había una necesidad urgente de maquinaria pesada en la lejana localidad de Sumur, una zona de difícil acceso cerca del Parque Nacional de Ujung Kulon que sufrió graves daños. Algunos poblados han quedado aislados debido a carreteras y puentes dañados, lo que dificulta el suministro de asistencia y la ayuda para las personas que podrían estar lesionadas o atrapadas.
Las fuerzas militares, el personal del gobierno y voluntarios buscaban entre las playas llenas de escombros. Donde encontraban víctimas, se colocaban bolsas para cadáveres amarillas, naranjas y negras. Y los familiares lloraban mientras identificaban a los muertos. Pedazos de hormigón roto y madera astillada cubrían la costa donde antes había cientos de casas y hoteles.
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El tsunami se produjo luego de una erupción y aparente deslave en Anak Krakatau, una isla volcánica que se formó a principios del siglo XX cerca del sitio de la catastrófica erupción de Krakatoa en 1883.
El presidente indonesio Joko Widodo, que enfrenta lo que promete ser una dura campaña de reelección el próximo año, prometió reemplazar o reparar todos los equipos de detección de tsunamis.
Nugroho reconoció en Twitter que la red de boyas de detección del país había estado fuera de servicio desde 2012 a causa del vandalismo y déficit presupuestario.
Sin embargo, la directora de la Agencia de Meteorología, Climatología y Geofísica del país, Dwikorita Karnawati, dijo que el tsunami fue causado por la actividad volcánica de Krakatau y, por lo tanto, no pudo haber sido detectado por los sensores de la agencia, los cuales monitorean sismos convencionales que son responsables por más del 90% de los tsunamis de Indonesia.
Karnawati dijo que lo que probablemente ocasionó el tsunami fue el colapso de una gran sección de la ladera del volcán. Anak Krakatau ha hecho erupción desde junio y volvió a hacerlo 24 minutos antes del tsunami, dijo la agencia de geofísica. Otros científicos han dicho que un deslave submarino pudo haber contribuido al desastre.