Baja humedad relativa, altas temperaturas, condiciones de alta velocidad de vientos y gran presencia de pastizales producto de las lluvias de primavera. Esas son las condiciones en que el país se encuentra para enfrentar el verano, amenazando con un año especialmente violento cuando de incendios forestales se trata.
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De hecho, ese mismo escenario es el que provoca un análisis contradictorio entre las autoridades. Este lunes, cuando el ministro de Agricultura Antonio Walker hizo el balance diario de Conaf, dijo dos cosas discordantes: que a esta fecha, en la temporada veraniega hay menos hectáreas quemadas, pero que al cerrar la época de calor, superaremos holgadamente la cifra de daño del año anterior.
Pese a que hay un mayor número de incendios en esta temporada, en el período 2017-2018 habían 9274 hectáreas quemadas, versus las 7.976 hectáreas de ahora, lo que simboliza un 13% menos de terreno siniestrado. Lo que sí llamó la atención fue la cruda proyección del ministro, quien dijo que, a pesar de estar mejor en el papel, este año habría un balance final con poco para celebrar.
La Conaf calcula que la temporada terminará con cerca de 70 mil hectáreas calcinadas, muy por sobre las 39.554 del año anterior. Eso lo explicó por las «condiciones favorables para los incendios» que se presentarán este año, lo que sería motivo suficiente para incrementar un 77% de daño al cerrar este verano.
Saldo negativo
«La proyección tiene que ver con las condiciones climáticas. Aparte se viene un fenómeno del Niño nuevamente, lo que trae menor humedad en verano, sequía y las condiciones propicias para la propagación de incendios», dice el doctor Claudio Soto, director del Centro de Investigación para la Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello.
El experto señala que «cada vez somos más personas, la urbanización crece más, y por definición eso también tiene un riesgo». Además, recalca en un hecho diferencial: que en la catástrofe de los incendios en 2017 -donde se quemaron más de 500 mil hectáreas- «fue un año con bastante viento, algo muy parecido a lo que se ha visto estos meses».
Según cifras reveladas por la Conaf a Publimetro, el arranque de año no pudo ser peor. Si se comparan los primeros siete días de enero entre 2018 y 2019, en el presente año hay un 152% más de superficie quemada: 1.850 hectáreas el año pasado versus las 4.657 del presente.
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Sobre esa línea, al menos cinco regiones muestran aumentos significativos: Valparaíso, O`Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía. La más llamativa es la Quinta Región, que influenciada por el gigantesco incendio de Santo Domingo, pasó de las 270 hectáreas en el arranque de año anterior, a las 2.367 de 2019. También aporta lo suyo la Sexta, pasando de 103 hectáreas a 490 y el Maule, que en estos siete días ya contabiliza 509 hectáreas destruidas (+42%).
¿Razones para alarmarse? Soto señala que el desafío es la educación, pensando en que el grueso de los incendios que se producen en Chile son por la acción humana. Eso sí, recalca que la única forma de no sufrir cada año que las condiciones climáticas no favorezcan, es «repensar el territorio».
«Los incendios se concentran en la zona central porque hay mayor concentración de personas y de industria forestal. Se remplazó al bosque nativo por el pino y el eucalipto, que son altamente inflamables. El nativo, en cambio, mantiene los ambientes más húmedos. Definir dónde pueda estar el pino y dónde no, y en qué lugar potenciar al bosque nativo, sería una forma eficiente de disminuir los incendios», opina el experto.