El año pasado fue particularmente positivo y esperanzador para la pesca artesanal. Esto porque ambas cámaras del Congreso habían aprobado el proyecto de ley que buscaba modificar, en la Ley General de Pesca y Acuicultura, las técnicas para extraer jibias.
PUBLICIDAD
El 17 de mayo del 2018 el Congreso aprobó con 99 votos a favor, 18 en contra y 10 abstenciones la iniciativa que busca prohibir el sistema de pesca por arrastre utilizado por el sector industrial. Ese día fue un pequeño gran paso para los pescadores artesanales, el cual se reafirmó el nueve de octubre cuando el Senado dio el sí con 27 a favor, 2 en contra y 2 abstenciones.
Si bien se presentaron ciertos reparos durante el segundo trámite, estos no significaban grandes cambios para el texto y fueron ratificados por la cámara baja. El martes pasado, la denominada «ley de la jibia» estaba lista para convertirse en rigor en ley. Sólo se necesitaba que el Presidente Sebastián Piñera diera el visto bueno para que, luego de cuatro años de espera, más de 500 mil pescadores del rubro vieran que su lucha había rendido frutos.
Estaban un paso más cerca de lograr la ansiada nulidad de la Ley de Pesca. Criticada por entregar privilegios como zonas exclusivas y cuotas de extracción que benefician sólo a las industrias.
Erupción del conflicto por la ley de jibia
Sin embargo, ha pasado una semana y no hay respuesta desde el ejecutivo. Solo se ha escuchado las acusaciones de inconstitucionalidad por parte del sector industrial y de ciertos sectores del oficialismo. Que insisten en que la nueva ley perjudica directamente a las grandes industrias.
Según quedó estipulado en la ley corta, la pesca del molusco sólo sería con «potera» o líneas de mano. De no ser así, aquellos que utilizaran el arrastre tendrían que pagar una multa de 500 UTM.
Sin embargo, las grandes pesqueras insisten en que ese sistema de pesca no permite obtener el 100% del potencial, por lo que significaría una perdida.
PUBLICIDAD
En el último tiempo la cuota de jibia ha sido de 200 mil toneladas. Mientras un 80% pertenece al sector artesanal, sólo el 20% corresponde a las industrias.
El prolongando silencio ha logrado que se enciendan las alarmas respecto a un posible veto del Presidente Piñera. Esto ha generado que los pescadores hayan decidido tomar cartas en el asunto y detener sus actividades. Por lo menos, hasta que La Moneda emita un veredicto.