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Santiago rostizado: olas de calor aumentaron más del doble en las últimas cuatro décadas

En la década del 80 los termómetros en la capital nunca sobrepasaron los 35º en verano. En cambio, desde 2010 a la fecha ya ocurrió 15 veces.

La época veraniega castiga como nunca antes a los santiaguinos en la ciudad. El calor del pavimento, sumado al transporte público y el encajonamiento de los edificios, hacen de la capital un lugar hostil cuando de sombras y brisas frescas se trata.

Mañana, Meteorología pronosticó sobre 32º a la sombra en el centro de Santiago. Por desgracia, la tendencia dice que las altas temperaturas serán cada día más cotidianas, puesto que las olas de calor y los días con condiciones extremas se citan más a menudo en el calendario.

Según cifras de la Oficina de Servicios Climatológicos, las condiciones en verano de ésta década y la de los 80 tienen poco en común. Entre 1980 y 1989, el total de días en que los termómetros pasaron los 35º en enero o febrero fue cero. En cambio, en lo que llevamos desde 2010 a la fecha ya se contabilizan 15 días que han cruzado esa barrera.

Lo mismo sucede con las olas de calor. En Chile, un evento de este tipo se define cuando tres días consecutivos superan la temperatura umbral de una región. En Santiago, la línea en enero es de 32,8º, mientras que en febrero es de 32,3º.

En esas condiciones, en la década del 80 hubo 12 olas de calor en la capital, mientras que en el período actuañ, aún faltando gran parte del verano 2019, ya se contabilizan 31 episodios de este tipo -4 de ellos se dieron en ésta época veraniega-. Además, en el decenio del 90 hubo siete olas de calor, mientras que en los 2000 aumentaron a 15.

Con todo, un santiaguino está expuesto a 2,58 veces más eventos de calor que hace 40 años atrás, pero ¿por qué? «Hay eventos puntuales pero está asociado a la tendencia a largo plazo del cambio climático. Ha aumentado considerablemente la posibilidad de eventos de calor extremo en valles y precordillera», dice Catalina Cortés, meteoróloga de la Oficina de Servicios Climatológicos.

La evidencia, dice la experta, «es llamativa, y da para seguir investigando y evaluar su desarrollo. De todas formas, sí tendríamos que hablar sobre cómo tomamos conciencia y cómo nos adaptaremos a estos cambios», plantea.

 

 

 

 

 

 

 

 

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