Un déficit escandaloso de miles de millones, pagos indebidos a empresas y desembolsos por horas extras fantasmas, son parte de las irregularidades que detectó Contraloría en la gestión del municipio de Viña del Mar.
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Se trataría de un notición, si no fuera porque ese tipo de irregularidades acompañan hace tiempo la administración de Virginia Reginato y resultan un nubarrón gris que oscurece a la Ciudad Jardín hace más de una década.
El informe revelado este lunes habla de 56 observaciones con malas prácticas del municipio, gracias a que Contraloría auditó la gestión de los últimos años en el municipio. Dentro de los descubrimientos más graves está una mentira que será tarea de Fiscalía determinar qué tan deliberada era.
En las finanzas de Viña, las arcas municipales cerraron el año 2017 con poco más de $13 mil millones de déficit. Sin embargo, Contraloría constató que ese monto estaba lejos de ser cierto, y que la cifra real bordeaba los $17. 586 millones.
Y así, las graves irregularidades suman y siguen. La concejala PPD Marcela Varas fue quien pidió la auditoría a Contraloría el año pasado. «Constatar el notable abandono de deberes está dado. La alcaldesa había dado a conocer durante las cuentas públicas de 2015 y 2016 cuentas alegres (superávits), siendo que dictaban claramente de la realidad que enfrentaba el municipio», dice.
En efecto, Contraloría también objetó que las cuentas públicas de dichos años fueran tildadas con saldo positivo, siendo que la investigación daba cuenta de un claro despilfarro de dinero.
En 2015, según constata el informe de Contraloría, diferentes directores de control dieron a conocer a la alcaldesa Reginato y al Concejo Municipal que parte del déficit presupuestario se debía a deudas no reconocidas ni pagadas a tiempo. Incluso, se confirmó que en el presupuesto inicial de 2017 no mencionaban el déficit, pese a que las autoridades ya contaban con la información.
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«Lo más violento es cuando supimos a inicios de 2018 que había facturas no contabilizadas. Eso fue el golpe más tremendo. Acá el problema fue no presentar el déficit desde el principio, se fue escondiendo y empezó a crecer como una bola de nieve», afirma la concejala Laura Giannici.
A la miembro del consejo municipal lo preocupa la causal de expulsión por abandono de deberes. Por lo mismo, dice, está hablando con abogados para evitar esa situación. «Yo he sido defensora de los trabajadores del municipio, pero además de la alcaldía, esto también pasó por funcionarios que dejaron hacer cosas pasar cosas, está claro que no hicieron la pega», sostiene Giannici.
«Secreto a voces»
El primer presupuesto que debió votar la concejala Varas fue el de 2018, y lo rechazó. Según dice, vio de inmediato que las cifras no cuadraban y que, tras varias consultas y un estudio propio, dio con que el déficit era cercano a los 18 mil millones. «Y le erré por nada», relata.
El también concejal Sandro Puebla dice que más allá del ocultamiento del déficit municipal, el informe habla de una «reiteración de irregularidades e incumplimientos», agregando que hay que «perseguir las responsabilidades penales y civiles porque estamos frente a problemas muy graves (…) Los involucrados tienen que responder por lo que le han hecho a la ciudad».
Una de las cifras que más hacen ruido son el pago por horas extras y honorarios. Ese ítem sumó la cifra de $ 12.617.774.657, equivalentes 14,93% del total de gastos del presupuesto municipal en 2017. ¿Lo extraño? El municipio gastó mucho menos en obras civiles para la ciudad: 3.775.106.785, equivalentes al 4,47% del presupuesto municipal.
El próximo jueves se oficiará un nuevo consejo municipal, día donde se presentará el informe a los concejales. Sin embargo, la figura del «notable abandono de deberes» abriría una puerta para la expulsión de Reginato, según dice Varas. «Se necesita un tercio de los concejales, que en este caso son tres, para recurrir al Tribunal Electoral Regional (TER). Ahí se iniciaría la investigación. Que los demás sepan que yo estoy dispuesta, quiero llevar esto hasta el final», afirma.
El antecedente más decidor, según la concejala, son las cuentas públicas de 2015 y 2016. En la segunda, la alcaldía declaró que había un superávit municipal de casi 3.700 millones, no obstante, Contraloría constató que Reginato ya estaba al tanto, a través del director de control de la ciudad, que la realidad era una cifra negativa de $9.384 millones.