Un serio problema han tenido los rescatistas que intentan sacar a un niño de dos años que cayó en un estrecho y profundo pozo en el campo español hace nueve días avanzan muy lento, según las autoridades.
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Para poder rescatar al pequeño, este martes se concluyó la excavación de un ducto de 60 metros de profundidad, que es aproximadamente el lugar en donde se cree que está Julen Rosello, que corre de forma paralela al hoyo.
Sin embargo, cuando se creía que estaban avanzando en la tarea, uno de los tubos del encamisado se quedó atascado a los 40 metros de profundidad.
“La perforación ha tenido una pequeña desviación y hay un pequeño problema con la colocación del entubado del túnel por el que tienen que descender los mineros”, indicó Juan López-Escobar, delegado del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur que asesora al equipo, en conversación con La Vanguardia.
Para evitar el riesgo de que los tubos queden atrapados o se rompan, y tras analizar una serie de opciones, han decidido rellenar el túnel con tierra fina y volver a perforarlo con un engrosamiento levemente mayor, añade el medio español.
No ha habido contacto alguno con el pequeño Julen Rosello, quien cayó en el foso de 110 metros de profundidad el 13 de enero en una zona rural en el noreste de Málaga. La única señal que han tenido los rescatistas del menor fue encontrar cabello con su ADN en el pozo.
Pozo ilegal
Por otro lado, las autoridades españolas investigan si el hoyo profundo y angosto donde cayó el niño fue cavado ilegalmente.
La Guardia Civil no dio detalles el martes sobre su investigación. El pozo, cuya intención era encontrar agua, carecía de la autorización correspondiente, informó la prensa española, incluido el periódico El País.