La historia de Ricardo Palma Salamanca, ex frentista condenado por el asesinato del ex senador Jaime Guzmán, vivió ayer uno de sus últimos capítulos jurídicos.
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Tras conocerse este miércoles el rechazo de la justicia francesa a la orden de captura y extradición emitidas por Chile, se hace prácticamente imposible que el prófugo vuelva a país a cumplir la condena que abandonó en 1996, tras protagonizar una fuga de película desde un helicóptero en la cárcel de alta seguridad de Santiago.
Su caso polarizó a la política durante varios meses. Todo lo encendió la oficina francesa de protección de refugiados y apátridas (Ofpra) de Francia en noviembre, cuando le concedió el asilo político al ex frentista.
Además, varios personajes cayeron en el camino: los diputados Gabriel Boric y Maite Orsini por reunirse con él, el Presidente y Cancillería por incluso recurrir a cartas al presidente Macron que resultaron inútiles, y grupos de ultra derecha que reivindicaron a la dictadura de Pinochet en el camino.
¿De quién es la derrota? «Desde el punto de vista jurídico, ya no hay nada más que hacer. En eso han sido enfáticos desde Francia», dice el ex subsecretario de Relaciones exteriores y académico de la U. Central, Edgardo Riveros.
Según postula, resulta imposible que el oficialismo o el Gobierno insistan con la extradición, a menos de un escenario tremendamente improbable donde Palma Salamanca decida abandonar suelo francés.
Por su parte, el cientista político Nicolás Freire señala que la polémica que convulsionó a la política «sólo trajo perdedores».
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Desde ya, desecha la tesis de que el Gobierno hizo todo lo que estaba a su alcance. «A diferencia de acá, allá existe una condena sin complejos a la dictadura pinochetista. Eso pesó fuertemente y es un traspié del Gobierno. Primero, por no sopesar eso y segundo porque estuvo bastante flojo en la presencia diplomática. Durante un buen tiempo faltó un embajador en Francia, alguien que se hiciera notar».
Por otra parte, dice Freire, «tanto la derecha como la izquierda se debilitaron». «Aquí no hubo ganadores. En la triste lógica del empate vimos sectores de la ultraderecha realzando valores de la dictadura y salpicaron al sector moderado. Y por la otra parte, personajes como Boric hicieron un cálculo mal hecho y tomaron acciones por las que debieron salir a pedir disculpas», afirma.
Cancillería en tragedia y Palma Salamanca en gloria
La postura desde Cancillería y el gobierno era clara: que Palma Salamanca regresara a cumplir su condena. Por lo mismo, y sin medias tintas, el canciller Roberto Ampuero tildó de «incomprensible» la decisión de la corte parisina.
El ministro agregó que el fallo no hace otra cosa que «negar a las víctimas como a los familiares la posibilidad de obtener justicia. Lo lamentamos profundamente».
Por la otra vereda, todo es júbilo. El ex frentista, a través de un comunicado, señaló que «hoy sigo libre, pero las condiciones actuales me han devuelto la tranquilidad perdida hace décadas (…) Espero que esta fiesta sea la reivindicación de los que no alcanzaron a llegar al final de la ruta».