El 8 de enero de este año hubo un caso de varamiento de ballena en la costa chilena. Parecía el típico caso en que estos peculiares mamíferos van a terminar sus días a la arena. Sin embargo, al revisarlo, se constató que tenía lesiones graves. Esas lesiones fueron ocasionadas por el choque de una embarcación. Pese a que pueda sonar extraño, 1 de cada 3 muertes de ballenas en el mundo ocurren por este motivo según una investigación publicada por Whale and Dolphin Conservation.
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Por este motivo, Fundación Mero y la Gobernación Marítima de Castro presentaron un documento con una serie de medidas que buscan regular la navegación de embarcaciones en la Patagonia Norte y así reducir el riesgo de colisiones con cetáceos, especialmente ballenas. Gloria Howes, directora del área de educación ambiental de Fundación Mero explicó a Publimetro que la iniciativa nació en la búsqueda de tomar medidas concretas era proteger a las especies.
Ballenas en riesgo
«Las ballenas están expuestas a varias amenazas. Desde incendios, contaminación, ataques de otras especies. Las colisiones con embarcaciones eran una de ellas, y tomando ciertas medidas estos accidentes fatales se pueden evitar», explicó Howes. Dentro de las medidas se consideran acciones como no superar los 8 nudos de velocidad por la noche (horario en que las ballenas se alimentan), así como no superar los 10 nudos en el día.
«Esto es precisamente porque cuando una ballena se alimenta no se puede mover», agrega la especialista. Otras medidas apuntan a la distancia que se debe tener del mamífero, el contar con una bitácora de avistamiento y tener un vigía en la embarcación. Cabe recordar que el 50% de las especies de cetáceos en el mundo se concentran en los mares chilenos.
Heridas mortales
“En Fundación MERI veíamos con preocupación la gran cantidad de colisiones entre cetáceos y embarcaciones en la zona, que pueden provocar desde heridas en las aletas hasta la muerte del animal. En este sentido, este trabajo colaborativo es un primer gran paso para la conservación efectiva de las ballenas que no sólo reducirá las colisiones, sino que impactará directamente en la conservación del ecosistema de Chiloé y en su potencial turístico y económico”, afirmó la directora ejecutiva de Fundación MERI, Ana María Molina.
La regulación -añadió- refleja que tanto personas como instituciones pueden adquirir el compromiso de frenar una amenaza, ya que muchas veces no se toman acciones no por falta de voluntad, sino por falta de conocimiento. “Ahora que la Gobernación ha asumido esta tarea, queda en manos de las embarcaciones colaborar en el cumplimiento voluntario de estas normas”, explicó Ana María Molina.
Normativa voluntaria
En base a estos antecedentes, nace esta normativa que inicialmente será de carácter voluntario, sin descartar futuras labores y evaluaciones para su cambio a “obligatorio”. Las zonas protegidas por esta regulación forman parte de la denominada Ecorregión Marina Chiloense (EMC), que se extiende entre Chacao y la Península del Taitao, y que alberga especies en peligro crítico de extinción como la ballena franca austral, y en peligro de extinción como las ballenas azul y sei, además de otros cetáceos como el cachalote y el endémico delfín chileno.
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Por su parte, la teniente segunda, Natalia Martínez, Jefe del Departamento de Intereses Marítimos de la Gobernación, señaló que “esta iniciativa nos interesó inmediatamente, por lo que -basados en antecedentes científicos aportados por la fundación-, desarrollamos la resolución local G.M.CAS. ORD. N° 12.600/339 VRS donde se informa los riesgos de colisión entre naves y ballenas, de los problemas de conservación que estos eventos conllevan para estas especies y de las medidas necesarias para evitarlos, teniendo en cuenta también, que éstas no afecten la seguridad de la vida humana en el mar”.
A la firma del acta concurrieron la Teniente Segundo y Jefa de Departamento de Intereses Marítimos, Natalia Martínez, y los encargados de Medio Ambiente Marítimo, Vanessa Beiza y Romeo Vargas, de la Gobernación Marítima de Castro, además de la encargada de Programas Educativos y Ecoturismo, Gloria Howes, y la asistente de Educación Ambiental, Catalina Valencia, ambas de Fundación MERI.