Este jueves, el gobierno brasileño anunció los primeros lineamientos de una reforma de las jubilaciones justo en momentos de fuertes tensiones en el seno de la alianza ultraconservadora que llevó al poder a Jair Bolsonaro.
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El mandatario brasileño, junto con su superministro del área económica, Paulo Guedes reunieron en Brasilia para concretar la propuesta definitiva de reforma de las jubilaciones que será presentada al Congreso el próximo 20 de febrero
Al culminar, el Secretario de Pensiones del ministerio de Economía, Rogério Marinho, explicó que el mandatario optó por una edad mínima de 62 años para las mujeres y de 65 para las hombres, con un período de transición de 12 años.
Una propuesta algo más blanda que la de Guedes, según dijo, que quería imponer una edad mínima de 65 años para todos y una transición de 10 años.
Sin embargo, detalles como el de los años de cotizaciones necesarios para obtener un beneficio de pensión parcial o total, no ha sido revelado.
«Me gustaría no hacer ninguna reforma de las jubilaciones, pero estamos obligados a hacerla, porque, en caso contrario, Brasil quebrará en 2022 o 2023«, declaró Bolsonaro el miércoles.
En la actualidad, la ley permite a las mujeres jubilarse con 30 años de cotización y a los hombres con 35 sin que exista ningún límite de edad para ello, por lo que hay casos en los que personas con apenas 50 años ya pueden percibir esa prestación.
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Revelarán más detalles
Según Marinho, la propuesta será firmada por Bolsonaro y enviada al Congreso el próximo miércoles, día en el que el mandatario también «hará un pronunciamiento a la nación» para explicar más detalles del texto y del trámite que seguirá.
El texto será analizado ahora por el área técnica de la Presidencia, donde se validará su constitucionalidad antes de que el jefe de Estado estampe su firma en el mismo y sea enviado al Parlamento.
«Esperamos que sea aprobaba brevemente», indicó Marinho.
No obstante, Bolsonaro necesitará un apoyo expresivo del Congreso para aprobar la reforma, pues al ser una enmienda a la Constitución, requiere los votos de 3/5 tanto de los diputados como de los senadores.
La crisis política se aceleró cuando el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, cuestionó la capacidad de «liderazgo» del mandatario ultraderechista, un exmilitar.
Tormenta política
El impulso con el que el mandatario brasileño llegó al poder el 1 de enero se vio comprometido en las últimas semanas por denuncias de corrupción.
Resulta que esta semana su ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gustavo Bebianno, fue involucrado en un supuesto esquema de lanzar candidatos poco conocidos del Partido Social Liberal (PSL, el partido de Bolsonaro) con el único fin de recibir fondos electorales.
Bebianno, quien es uno de los principales articuladores de la campaña de Bolsonaro, intentó minimizar la crisis y afirmó que había conversado varias veces con el presidente antes de que este saliera del hospital de Sao Paulo.
Sin embargo, Carlos Bolsonaro, que es uno de los tres hijos del presidente y concejal de Rio de Janeiro, divulgó el miércoles una grabación en la que aparentemente su padre se niega a hablar con Bebianno. Y luego desmintió en un tuit la existencia de esos contactos.
El propio Bolsonaro le dio poco después la razón, afirmando que Bebianno “miente”.
Por otro lado el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, afirmó este jueves que el mandatario está utilizando a su familia en lugar de “liderar una solución” a esta crisis.
“Cualquier presidente de partido podría pasar por eso. Transformarlo en una crisis dentro del Palacio de Planalto, me parece un riesgo muy grande para un gobierno que precisa mostrar liderazgo, unidad, porque tendrá desafíos importantes, empezando por la reforma de las jubilaciones”, declaró Maia al canal GloboNews.
Al ser cuestionado sobre si esas situaciones podrían dificultar la aprobación de la reforma de las jubilaciones, Marinho respondió: “Estamos trabajando para las Jubilaciones y Brasil no puede parar”.