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De jardinero y sin meter ruido en la cárcel: qué fue del “Brujo de Licantén” a un año del extraño caso de secuestro en el bosque

José Navarro será reformalizado el próximo martes. Eso sí, el caso está lejos de cerrarse, ya que la defensa pedirá nuevas diligencias.

Fue el gran caso del verano pasado. Durante 7 días y 8 noches, gran parte del país siguió en 2018 el minuto a minuto del extraño caso que envolvió a una menor de 11 años, la localidad de Licantén, un bosque y un supuesto brujo de la zona.

El caso, que cumplió hace pocos días un año, estuvo lleno de condimentos: un aparataje de recursos dispuestos para la búsqueda, una serie de detalles en la historia que no terminaban de cuajar y teorías sobre las reales intenciones de José Navarro, el personaje identificado como el captor de la niña.

Lo cierto es que a las autoridades les tomó desde el 2 al 10 de enero para encontrar a la menor de edad, aunque no por mérito propio, sino porque el «Brujo de Licantén», como se bautizó a Navarro, la entregó de manera voluntaria a su hermana, quien dio aviso a la policía.

El próximo martes 26 de febrero, el acusado será reformalizado por la Fiscalía de Licantén. Eso, porque luego de las numerosas diligencias y los detalles que se manejaron con hermetismo, el Ministerio Público volverá a evaluar los mismos 3 delitos que hasta ahora tienen a Navarro con prisión preventiva en la cárcel de Rancagua: sustracción de una menor, lesiones infringidas al abuelo de la víctima y un eventual delito de abuso sexual.

Principalmente, la audiencia se prepara con el fin de «plantear precisiones en el último de ellos, sobre el delito de abuso sexual”, según explicó el fiscal Andrés Gaete a medios de la región.

Jardinero

Los días de Navarro (33) en la cárcel son tranquilos, según detalla su abogado defensor Jorge Arroyo. Gran parte del día, explica, se la pasa en sus trabajos de higiene del recinto y, especialmente, en la labor que le quita el mayor tiempo: la jardinería.

El abogado resalta que «tiene una buena relación con los demás internos, a diferencia de los que se pensaba, que iba a ser mal recibido por la población penal. Además, goza de bastante respeto del personal de gendarmería», cuenta.

El defensor vio a Navarro por última vez hace un mes, y dice que su futuro judicial no le angustiaba porque se «sentía tranquilo con su declaración inicial», esa de que fue supuestamente la menor quien alertó al «Brujo» de que quería huir de su familia, especialmente de su abuelo.

Principalmente recibe visitas de su madre y de la familia de sus hermanos, relata Arroyo, ya que «son gente de pocos recursos y que les cuesta viajar de Licantén a Rancagua en bus».

El caso está lejos de cerrarse. Luego de la reformalización, el abogado defensor pedirá nuevas diligencias, como «otra reconstitución de escena, un peritaje privado, y otro médico. Estamos con la verdad desde el principio y eso no va a variar, aún confiamos en que se establezca la absoluta inocencia de Navarro», dice su abogado.

Las pruebas más contundente hasta ahora, dice la defensa, es el material biológico que se encontró en una prenda de la menor, hecho sensible porque desbaratar el cargo por delito sexual es su principal misión.

A esa sobre cómo se desencadenaron los hechos, qué acontece previamente a eso, toda la red de abuso que rodeó a esta menor. Esta menor venía siendo abusada hace muchos años atrás y José Navarro fue la persona que vio esta situación.

«Hay que poner en contexto como se desencadenaron los hechos, qué acontece previamente. Esta menor venía siendo abusada hace muchos años atrás y Navarro fue la persona que vio esta situación. Tal vez no fue la forma correcta, pero hay que recordar que era una persona de campo, no todos reaccionan igual.  Y aún nos falta conocer el testimonio de la menor. Nuestra meta es llegar al juicio oral y conseguir la absolución», enfatiza Arroyo.

 

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