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Santiago color cemento: apenas un 5,7% de los santiaguinos accede a la cantidad de área verde considerada saludable

Centro de Políticas Públicas de la UC constató, además, que el 34% ni siquiera tiene una plaza a 400 metros. Expertos esperan que la ley de aportes al espacio público solucione parte del problema.

No es un problema nuevo, pero las cifras no dejan de sorprender. Para nadie es secreto que, a medida que avanza el boom inmobiliario, la ciudad pierde el verde de su vegetación y lo cambia por el gris del asfalto y el hormigón.

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Sin embargo, un estudio del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica vuelve a traer el tema a la palestra. Y de qué manera: según su investigación, apenas el 5,7% de los santiaguinos accede a un mínimo de 10 metros cuadrados de área verde en su sector, considerado como el piso ideal para el confort ambiental de las personas en la ciudad.

Ese estándar lo estableció  el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, en base a la premisa de que cada persona debería estar a no más de 3 kilómetros de un parque -unos 5 minutos en transporte público- o a 400 metros de una plaza -4 o 5 cuadras-. Así, constataron que mientras Lo Barnechea goza con 11,7 m2 de área verde, otras comunas como El Bosque lucen apenas 2,3 m2.

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«Nos encontramos frente a un desafío tremendo, hay que darle urgentemente inteligencia a la edificación en Santiago», dice Jonathan Orrego, jefe de estudios de TocToc.com y asesor del proyecto. Eso, porque la cifra general esconde una noticia positiva y otra negativa: independiente de la cantidad de área verde, casi la totalidad de los santiaguinos (98,1%) tiene un parque a menos de 3 kilómetros. Eso, sin embargo, contrasta con el hecho de que aún un tercio de la población (34%) no cuenta con plazas de esparcimiento a 400 metros a la redonda.

Por eso, dice Pía Mora, supervisora del proyecto e Investigadora del Centro de Políticas Públicas UC, «el objetivo de la investigación era generar una plataforma web piloto y una metodología que facilitara a los municipios construir sus planes de inversión en espacio público». Dicho sitio, pronto a ser publicado, será capaz de geolocalizar, cuadra por cuadra, los lugares en Santiago que presentan los peores déficit de áreas verdes.

La investigación hecha en la UC, y financiada por la Fahneu y Deisa, también buscó proyectar los efectos de la futura ley de aportes al espacio público, normativa que debería comenzar a regir a fines de 2019 o principios de 2020, y en el que establece que las inmobiliarias que construyan nuevos edificios, deben solventar un cierto monto para la vialidad, acceso e iluminación en el barrio. De ese monto, el 30% podría destinarse a área verde.

«Nunca en la historia se había invertido tantas veces 100 millones de dólares por manzana en el centro de Santiago. Pero el resultado, en términos de espacio público, ha sido bastante malo. En Macul , si la ley estuviera funcionando, podrían regar todas las áreas verdes durante un año sin que se endeuden, solo por la cantidad de proyectos que se armaron», dice Orrego.

De hecho, Macul recibió 35 nuevos edificios en 2017 y, si la ley hubiese estado en funcionamiento, habrían ingresado $2.378 millones por conceptos de la ley de aportes. «Contar con esta información es fundamental para que los municipios tengan algún orden de magnitud de con qué recursos contarán y qué tipo de obras podrán cubrir. El desafío es mejorar el acceso al área verde pero de forma coherente con quienes lo necesitan», cierra Mora.

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