Son cerca de 80 los estudios, entre grandes y pequeños, que se dedican a desarrollar videojuegos en Chile. Y si bien aún se la considera como una industria emergente, produce por año más de 100 proyectos y factura casi 6 millones de dólares.
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Los desarrolladores locales de videojuegos están, en su mayoría, volcados en desplegar todo el talento hacia afuera. De hecho, según estima VG Chile, la asociación gremial, de las 60 empresas que tienen a su alero al menos 20 están dedicadas exclusivamente a la exportación de sus videojuegos.
Ejemplo de eso será la delegación chilena que viajará a las ferias de Game Developers Conference y Game Connection America (GCA) a realizarse en San Francisco, Estados Unidos, la semana del 18 de marzo. Desde Corfo, el vicepresidente ejecutivo Sebastián Sichel explicó que serán 15 estudios los que irán a representar a Chile. ¿Su misión? hacerse un espacio en un mercado que mueve más de 125 mil millones de dólares en todo el mundo.
«Más del 60% de lo que se produce en Chile se exporta», dice Sichel. Corfo, hace ya varios años, dedica esfuerzos especiales por fomentar la industria de la consola y el entretenimiento.
“Los videojuegos permiten, en un país remoto como Chile, competir internacionalmente. Es tan innovador que cuesta conectarlo a nuestra historia de país exportador de materias primas. Acá tenemos algo de primer nivel donde la identidad es súper relevante. Uno ve juegos con identidad de ciudad y cada exportación lleva parte de la historia de nuestro país consigo».
Eso ocurrió, por ejemplo, con Abyss Odyssey, lanzado el 2015 y que transcurría en el Santiago del 1800. Ese juego de ACE Team trajo a personajes como la Pincoya, el soldado chileno de la Guerra del Pacífico y el huaso con chupalla a las consolas y computadores de todo el orbe.
En Estados unidos tres videojuegos chilenos están nominados a los Developers Awards, uno de los galardones más prestigiosos: Luna de 4JA Games, con seis nominaciones; y Holly’s Home Design, de Gamaga y Rumble Rockes, de Step 2 Games, con una nominación cada uno.
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La tendencia
Según cuenta Sven Von Brand, director de VG Chile, el país es líder latinoamericano en juegos web, protagonistas en videojuegos móviles y de a poco se abre un espacio en las grandes plataformas, como PlayStation y Xbox One. Sin embargo, aclara, «una tendencia nueva es el juego indie, que son de más baja producción pero con un altísimo componente de creatividad».
Ejemplo de eso es Luna, un desarrollo con 5 nominaciones en San Francisco, incluido mejor juego indie, mejor estilo visual, mejor historia y favorito del público. Todo eso, gracias a la magnética apuesta artística que sitúa a una gata y un Valparaíso del futuro como escenario.
«La idea de Valparaiso como escenario para Luna es porque crecí en esta ciudad, viviendo el vértigo y desorden que en cierto modo la caracteriza, y descubriendo las diferentes capas de realidades que esconde entre los cerros. La idea de jugar con un gato es que el jugador pueda ir descubriendo los secretos de la ciudad a través de una mirada fantástica y distópica», dice Álvaro Tarifeño, fundador del estudio 4JA Games y gran responsable del videojuego junto a Sebastián Silva.
Luna está en fase de prototipo alfa, y ya cuenta con varios inversionistas dispuestos a llevar adelante el proyecto que debería ser lanzado en 2020. «Para poder a llegar a hacer algo bueno, debíamos tener un concepto bien claro. Lo importante para nosotros es poder transmitir un mensaje y por eso apostamos por una historia y arte visual de primer nivel», agrega.
Formato pequeño
Recién el 20 de febrero se publicó para la plataforma Android Jumpy Paws, un videojuego para celulares chileno que trata de un perro aventurero que recorre Latinoamérica.
«Queríamos diferenciarnos con los videojuegos de Estados Unidos y Latinoamérica que regularmente se desarrollan en escenarios del primer mundo. La idea era hacer algo para que los jugadores de acá se sientan identificados», dice Pamela Clunes, de Raincup Games.
Por eso, Jumpy Paws, que tendrá su lanzamiento la próxima semana, desarrolla sus escenarios en México, Brasil y Chile, utilizando el Amazonas, la Ciudad de México y la costa nacional como los principales parajes. «En cada lugar habrá una misión diferente: combatir la contaminación en Brasil, vivir el día de los muertos en México y en Chile debe ayudar con la falta de peces. Por eso utilizamos los ascensores de Valparaíso y el color de la ciudad como atractivo», explica la ingeniera informática.