El cardenal George Pell fue sentenciado el miércoles a seis años de prisión por abuso sexual a dos menores integrantes del coro en una catedral de Australia, en un delito en el que, según el juez, mostró una “sorprendente arrogancia”.
PUBLICIDAD
Pell, el cargo de más alto rango de la Iglesia católica acusado de abuso sexual a menores deberá cumplir una condena mínima de 3 años y 8 meses en prisión antes de poder optar a la libertad condicional. Las cinco condenas contra el cardenal acarreaban una sentencia de hasta 10 años de cárcel cada una.
“Desde mi punto de vista, su conducta se nutrió de una sorprendente arrogancia”, dijo el juez presidente de la corte de condado del estado de Victoria, Peter Kidd, al dictar la sentencia.
En diciembre, el cardenal, que fungió como ministro de Finanzas del papa Francisco, fue declarado culpable por un jurado por violar oralmente a un niño de 13 años y por involucrarse de manera indecente con el niño y con su amigo, también de 13 años, a finales de la década de 1990, meses después ser nombrado arzobispo de Melbourne. Una orden judicial evitó que la prensa reportara la noticia hasta el mes pasado.
Pell, de 77 años, niega las acusaciones y planea recurrir las condenas ante la Corte de Apelaciones de Victoria el 5 de junio. No quedó claro de inmediato si apelará también la sentencia.
Por primera vez en las muchas comparecencias de Pell en la corte desde que volvió del Vaticano a Australia para enfrentar los cargos en su contra, el cardenal vistió una camisa sin alzacuellos. Tampoco llevaba el anillo de oro de cardenal, lo que podría deberse a las estrictas leyes sobre el uso de joyas en el sistema penitenciario.
Al explicar su sentencia, el juez dijo que Pell había llevado “una vida básicamente libre de culpa”. Kidd dijo que creía que considerando la edad y la falta de antecedentes penales de Pell, el cardenal no representaba riesgo de reincidir.
PUBLICIDAD
El juez también enfatizó que sentenciaba a Pell por las ofensas por las que fue condenado y no por los pecados de la Iglesia católica.
“Como le instruí al jurado que lo condenó en este juicio, no es un chivo expiatorio por los fallos o los fracasos percibidos de la Iglesia católica”, declaró Kidd.
Pero el juez también dijo que Pell abusó de su posición de autoridad y no mostró remordimientos por sus crímenes. Kidd describió las agresiones como atroces, degradantes y humillantes para las víctimas.
Pell no mostró sus emociones durante la hora que duró la vista y apenas se movió. Estuvo en silencio y con las manos detrás de la espalda mientras el juez leía la sentencia. El cardenal firmó los documentos que lo señalan como delincuente sexual de por vida antes de dejar la sala acompañado por cuatro funcionarios de prisiones.
En un comunicado, una de las víctimas de Pell dijo que el fallo del juez era “meticuloso y considerado”.
«El difícil para mi permitirme sentir la gravedad de este momento, el momento en el que se dicta sentencia, el momento en que se hace justicia”, señaló el hombre en un comunicado leído en el exterior de la corte por una de sus abogados, Vivian Waller. «Es difícil para mí, por el momento, consolarme con este resultado. Aprecio que el tribunal haya reconocido lo que se me hizo cuando era un niño. Sin embargo, no hay descanso para mí. Todo está eclipsado por la próxima apelación”.
El padre de una de las víctimas de Pell que murió por sobredosis de heroína en 2014, a los 31 años, reconoció la labor del amigo de la infancia de su hijo.
«Alabo al joven que dio un paso adelante», señaló el padre. «Se mantuvo por mucho tiempo y esto habrá sido un infierno para él. Un verdadero infierno”.
El padre dijo estar «realmente agradecido porque lo hubiese hecho” y tachó la sentencia de “decepción”. Está estudiando demandar a Pell y la Iglesia por abusos.
La ley Australiana prohíbe publicar las identidades de las víctimas de delitos sexuales, por lo que el padre tampoco puede ser identificado.