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Método Cordaro: científico descubrió que campo magnético avisa un mes antes que habrá un terremoto en Chile

Se basa en las disminuciones del campo magnético al interior de la Tierra. Ya lo constataron en 18 grandes sismos y esperan la aceptación internacional.

«A toda esta cantidad de animales hay que enderezarlos a patás», cuenta el doctor Enrique Cordaro, que le decía en broma Nicanor Parra, amigo suyo durante 10 años cuando hacían clases contiguas en la Universidad de Chile. El científico hoy espera hacer lo mismo que su colega antipoeta: dejar un legado.

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Lo que Cordaro tiene entre manos es, según él, un «bombazo científico». «Es primera vez que científicamente un modelo puede predecir terremotos,  primera vez que se está midiendo específicamente sobre todas las propiedades que podría tener un movimiento sísmico antes de que ocurra», dice el académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile.

Los resultados de su estudio fueron publicados en la última edición de la revista científica Advances in Space Research y tratan de nada menos que la comprobación de que mirando el campo magnético de la Tierra y sus variaciones, se puede «ver venir» un terremoto.

«Nosotros no somos sismólogos, no trabajamos con placas tectónicas, sino que con el campo magnético. Es otro método, otra forma de ver el problema», explica Cordaro. Lo suyo es un trabajo de más de 50 años, tiempo en el que levantó tres observatorios de radiación cósmica y geo magnetismo con los que constató la relación entre el magnetismo y los grandes sismos.

Según cuenta, lo suyo trata de estudiar hacia el interior de la Tierra. El campo magnético se origina en el núcleo líquido del planeta, y allí, casi 5 mil kilómetros hacia el interior, el profesor dice que comprobó que los descensos en el campo magnético son el claro indicio de que un remezón fuerte viene en la superficie.

De Chile al mundo

«Eso lo registro como una terrible disminución del campo magnético. Cuando baja, de forma inmediata comienzo a corroborar si hay alguna frecuencia que se generan, y que son las mismas que encontramos en terremotos nuestros, otros en Sumatra y de Japón, al otro lado del planeta», explica el científico.

Él y su equipo constataron su modelo en «18 terremotos grandes, de magnitudes entre 6 y 8» y dice que la anticipación -timelapse- con que leen estas frecuencias son de 30 días en Sudamérica, 106 días en Sumatra y 20 días en Japón. «Eso volvió loco a todo el mundo menos a los de acá. Les importa un comino», critica Cordaro, quien ha dictado charlas en Estados Unidos, Japón y México, por decir algunos países.

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Todos sus descubrimientos están hechos gracias a magnetómetros y medidores de neutrones diseñados y construidos íntegramente en Chile, y que están emplazados entre los centros de Putre, Santiago (Colina) y la Base Escudero (Antártica).

«El problema es que siempre me han faltado fondos, de hecho mis centros están automatizados porque echaron a mi personal (…) Pienso que de aquí a dos años voy a tener el método completo y podría aplicarle inteligencia artificial. Estoy pensando a los magnetómetros como neuronas, comunicadas entre ellas, y la sinapsis la haría una learn machine. Eso, si me dejan trabajar, podría estar trabajando en 6 meses», afirma sin rodeos Cordaro.

La pregunta es, ¿cuál es la capacidad predictiva de su modelo? «Si fuera en Santiago, un mes antes del terremoto puedo identificar la tendencia, el cambio en el campo magnético, y 48 horas antes puedo tener la certeza de que viene», explica.

Su investigación sería aún más robusta si contaran con más centros de monitoreo, dice David Laroze, también científico en la investigación. «Queremos  que otros científicos hagan un estudio similar, porque para que te validen siempre necesitas verificación en pares. México está en lo mismo porque también están en el cinturón de fuego del Pacífico. Estamos en esa espera, ver que nos corroboren que lo que hacemos es correcto».

La anomalía

El científico Enrique Cordaro dice que se dio un gustito al refutar a la NASA. Eso, porque con sus centros constató que existe una anomalía en el campo magnético que afecta desde África hasta la isla Juan Fernández, que varios científicos norteamericanos le habían bajado el perfil. «Y ahora que lo comprobamos lo están estudiando de cabeza», dice.

El doctor David Laroze explica que la anomalía implica que en esa zona el campo magnético es más débil. Eso es un gran problema, puesto que funciona como escudo ante los rayos cósmicos dañinos que vienen desde el espacio.

¿En qué se traduce? Dicha anomalía, que en Chile atraviesa desde Putre hasta Puerto Montt, está expuesta a mayor corrosión en sus metales, que podrían afectar al sector minero y daños a la salud que aún no se han estudiado. Los rayos cósmicos son potenciales destructores o mutadores de genes, y en el cuerpo humano podrían manifestarse en mayor proliferación del cáncer.

«Mientras menor sea el campo, más partículas del espacio pueden entrar. Las consecuencias de esto son muy importantes, pero de momento no hay muchos fondos para continuar los estudios», agrega Laroze.

El campo magnético se mide en teslas. En la superficie, los aparatos de los científicos miden unos 22 mil nanoteslas, pero Laroze indica que «en los últimos años en Putre por lo menos han bajado unos 3.500 nanoteslas. «Esto interesa en el mundo pero no acá. Y eso que los problemas pueden ser muchos: infartos, ataques, aumentar hasta 50 veces los efectos de una tormenta solar», agrega Cordaro.

 

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