La tendencia que permite a profesionales independientes, emprendedores y/o empresas compartir un espacio de trabajo (Coworking), llegó hace algunos años a Chile y fue para quedarse.
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Pese a que el concepto nació en los 90 en New York, solo en los últimos años han aparecido proyectos en Chile que aumentan el mercado de arriendo de espacios para trabajar, siendo esto atractivo, incluso para instituciones Bancarias que han innovado en el servicio al cliente ofreciendo este servicio.
Tal ha sido el alcance de esta tendencia, que a tan solo meses de la llegada de la empresa estadounidense WeWork, encargada de ofrecer espacios para Coworking, ya anunciaron dos edificios nuevos de trabajo colaborativo.
Actualmente en el país existen alrededor de 160 recintos de este tipo. En Valparaíso el año pasado esta tendencia arremetió con fuerza y se proyecta la construcción de más de 10 mil metros cuadrados, donde se implementaran espacios de Coworking a finales del 2019.
Según Andrés Monge, analista de estudios de NAI Sarrà, empresa que ha sido parte de la colocación de dos de los edificios de WeWork y de otras empresas del rubro, “Para muchos emprendedores esto se ha vuelto el primer paso antes de arrendar una oficina, principalmente por sus variados beneficios”
¿Cuáles serian entonces los beneficios del Coworking? Uno de las principales es el networking, lo que quiere decir, la red de contacto que se puede generar con gente que trabaja en diferentes rubros, complementando sus conocimientos con los del resto de los trabajadores. Sumado a esto, el ahorro en capital, debido a que no se invierte ni en el inmueble, ni en el mobiliario (mesas, sillas, impresoras, etc). Tampoco se gasta en contratos mensuales, siendo una gran diferencia si lo comparamos al arrendar una oficina, donde los contratos son a largo plazo y muchas veces poseen multas en caso de incumplimiento.
De la mano de esta tendencia llega a chile el Coliving, donde las personas viven en un edificio o recinto y trabajan en los espacios comunes de este. Con esto se quiere decir, que lo buscado por ambas tendencias es crear una red de contactos donde los usuarios se benefician de los conocimientos de los demás trabajadores.
En Santiago, ya existen dos inmobiliarias que cuentan con complejos que otorgan a sus usuarios espacios compartidos para trabajar. A nivel nacional, se está trabajando en una red de proyectos Coliving, que ya tiene un edificio en preventa en Antofagasta, otro por construir en Santiago, y un tercero planificado para la Región del Biobío.