El embajador de Chile en Haití,Patricio Utreras, sufrió un ataque armado que resultó con una persona muerta, integrante del equipo de América Solidaria,mientras participan de una actividad solidaria en un país donde los problemas son habituales.
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En un ambiente de profunda crisis económica y con una población completamente dividida asumía a inicios de 2017 la presidencia de Haití, el empresario exportador de bananas,Jovenel Moïse.
Dos años después, los ciudadanos haitianos salían a las calles descontentos denunciando un mal manejo de fondos del Estado producto de los graves índices de inflación y escasez de servicios básicos en esa nación.
«No dejaré el país en manos de pandillas armadas y traficantes de drogas», declaró para la televisión hace un mes el mandatario mientras se producían violentos enfrentamientos entre policías y manifestantes en la capital de Puerto Príncipe.
Durante la protestas, lo ciudadanos haitianos exigían a Moïse inmediata renuncia luego de un escándalo que los vincula con irregularidades en los fondos de Petrocaribe,en la cual Venezuela suministraba petróleo a precios reducidos y en condiciones crediticias especiales desde el periodo de Chávez.
El gobierno,para enfrentar la crisis, había anunciado la reducción en los costos de bienes básicos y el incremento en el acceso a créditos para las pequeñas empresas,medidas que la población consideraron insuficientes.
En ese contexto,el Departamento de Estado de Estados Unidos había anunciado mediante un comunicado el retiro de todo el “personal de no emergencia” de Haití y advirtieron a sus ciudadanos que no viajaran a esa nación “plagada de disturbios”.
En Haití, uno de los países más pobres de América y del mundo, la crisis ha estado presente desde casi siempre en su historia,teniendo que enfrentar constantes crisis sociales,políticas y bloqueo económicos desde su independencia de Francia.
