«Cuando me pidieron que hablara sobre el Trastorno Bipolar, pensé de inmediato en todas las cosas que he tenido que superar para poder estar donde estoy, desde la depresión que me mantuvo en una gran oscuridad hasta poder entender por qué a mí”. Así comienza su relato Ignacia, una joven de 26 años que vive en primera persona esta enfermedad y quien quiso compartir su historia en la conmemoración del Día Mundial del Trastorno AfectivoBipolar (30 de marzo).
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“El diagnóstico de esta enfermedad estigmatiza, pero también clarifica y te ayuda a entender tus constantes cambios y esa sensación entre abatimiento y euforia que te aquejan. En 2017 me diagnosticaron depresión severa, por lo que fui internada en una clínica psiquiátrica ya que mi vida corría peligro por mis pensamientos suicidas y mis reiteradas crisis. A pesar de ello, al tiempo de salir, intenté acabar con mi vida por lo que tuve que ser internada nuevamente, pero esta vez, puse todo de mi parte y pude salir adelante», señaló.
«Pensaba que todos me tildarían de desquiciada»
«Luego de varios test y terapias me informaron que mi diagnóstico era Trastorno Afectivo Bipolar, por lo que miles de preguntas vinieron a mi cabeza, pero al mismo tiempo no me atrevía a decirlas por temor a la respuesta ya que, como muchos, pensaba que todos me tildarían de desquiciada”, relata Ignacia sobre su primer enfrentamiento con un cuadro que al ser crónico, la acompañará durante toda su vida.
El Director Médico de Clínica MirAndes Jorge Ochoa, explica que los pacientes con Trastorno Afectivo Bipolar suelen presentar episodios de semanas, días o meses, en que están depresivos y alternan con una fase de exaltación (manía – hipomanía) o con un cuadro mixto. Transformándose esta inestabilidad anímica en algo crónico.
Se confunde con depresión
“Lo más característico en el Trastorno Afectivo Bipolar es que el paciente, la mayor parte de su vida, esté en episodios más bien depresivos. Eso hace muchas veces difícil el diagnóstico. Lamentablemente el diagnóstico es tardío. Un gran porcentaje de pacientes tarda incluso hasta 10 años en promedio en que se les haga recién el diagnóstico de enfermedad bipolar”, indica el especialista.
En este sentido, Ochoa precisa que, frente a esta presencia de alteración anímica, las personas deberían consultar a un profesional. Vale decir cuando las personas sienten que su ánimo va desde fases de mucho desánimo y abatimiento, a periodos anormalmente más activos, más contentos, con menos necesidad de sueño, y aumento de la lívido, podría existir sospecha de Trastorno Afectivo Bipolar.
Pedir ayuda a tiempo
El doctor Ochoa señaló que acceder a un diagnóstico oportuno es clave. “Como la enfermedad Bipolar es un cuadro crónico, en la medida que llegamos tarde al diagnóstico, la recurrencia de nuevos episodios más graves va generando mayor vulnerabilidad y mayor predisposición a generar nuevos episodios. Y estos nuevos episodios suelen ser más graves, generando de alguna manera un deterioro en el paciente. El ideal es hacer un diagnóstico oportuno, iniciar tratamiento con estabilizadores de ánimo para lograr evitar la recurrencia. La recurrencia de episodios es lo que agrava el cuadro y empeora el pronóstico”, explica el médico psiquiatra.
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El Trastorno Afectivo Bipolar es parte de las patologías GES, por lo que de presentar este diagnóstico, se cuenta con acceso a tratamiento garantizado por ley.