Algunos dicen que está en la UCI. La modernización tributaria que impulsa el Gobierno está enfrentando una férrea oposición. La semana pasada se logró un espacio para la esperanza, al postergarse la idea de legislar para este miércoles, a condición de que la idea original del proyecto tenga algunos cambios.
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Más allá de la discusión sobre el simplificar el sistema de tributos en Chile para las empresas, esta iniciativa también contendría algunos cambios en productos y servicios que pagamos todos de manera transversal. Y es que sentarse en su casa a ver una serie o película con una copita de vino pronto le podría salir más caro.
Algo de lo que ya casi se tiene certeza es el impuesto que se va a cobrar a productos que los chilenos cada vez usamos más: plataformas de streaming como Netflix o Spotify. Si originalmente se le aplicaría un gravamen de 10%, ahora se plantea que será de 19%, como el IVA. De esta manera, sin tomamos el ejemplo del primer caso, donde el plan estándar para ver series y películas cuesta 5.990 pesos, con la reforma deberemos desembolsar alrededor de $7.128.
Por otro lado, la semana pasada el propio Presidente Sebastián Piñera sorprendió con otra novedad, ya que señaló que se está estudiando incrementar, nuevamente, los impuestos aplicados a las bebidas alcohólicas. Sí, de nuevo, porque cabe recordar que en la reforma tributaria del gobierno anterior, estos gravámenes ya habían sido elevados.
Si bien, no se sabe si esto finalmente estará en la reforma, actualmente, por cada botella de pisco o whisky, usted paga 31,5% de impuesto. Mientras que por cada una de vino o espumante sale de su bolsillo 20,5%.
A nadie le gusta pagar más por algo, sobre todo si le gusta. ¿Es justificable que la gente sienta algún tipo de malestar porque se meten con su bolsillo? “En el caso de Netflix y otras plataformas afectadas por esta reforma, es justo que también se les aplique un impuesto (…) Obviamente, por tratarse de un impuesto al consumo nos encarece el servicio, pero la apuesta del Gobierno es tener condiciones de igualdad para todos los proveedores de servicios de esa área”, explica Karin Bravo, académica de Ingeniería Comercial de la U. San Sebastián.
Recaudar y desincentivar el consumo. Carlos Smith, investigador Centro de Estudios de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD), reconoce que es normal que se sienta esa sensación de que se carga la mano al ciudadano en un principio, pero recalca que “el Estado tiene que ser capaz de transmitir el real costo para la sociedad de la externalidad que provoca el alcohol”, tales como “accidentes, muertes, costos asociados a infraestructura, salud y un gran etc.”, añade.
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IVA diferenciado
Lo pagamos todos por igual y es el impuesto que más dinero recauda para el Fisco. Se trata de Impuesto al Valor agregado (IVA), que practicamente está presente en casi todo lo que compramos.
No pocas veces ha surgido la idea entre algunos expertos y políticos de rebajar o eliminar este gravamen para ciertos productos, focalizando el beneficio en los sectores de menos recursos ¿es viable una medida así?
Bravo reconoce que este impuesto es regresivo, “al momento de evaluar la cantidad de impuesto que paga una familia de menores recursos en su canasta básica respecto a su total de ingresos”. Así plantea un modelo de IVA diferenciado “que grave en menor magnitud aquellos productos considerados como canasta básica de alimentos, medicamentos, y, por qué no, libros”.
Una opinión diferente expresa Smith, para quien hacer el ejercicio de cobrar menos IVA por algunos productos podría generar un problema, “ya que si le abre la puerta a unos, ¿por qué no a otros?”. Además advierte que “se generaría un tremendo ‘forado’ fiscal”.
En ese sentido, remarca que “el Estado recauda para poder después redistribuir recursos”. Así, para que los éstos alcancen, “sería necesario subir el impuesto en otro sector para cubrir esos déficits”, acota el académico.