El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu prometió anexar los asentamientos judíos en la parte ocupada de Cisjordania en caso de ser reelegido, un cambio drástico de política al parecer con la intención de asegurar el apoyo de su base nacionalista en el último tramo de una cerrada contienda electoral.
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En sus cuatro periodos como primer ministro, Netanyahu ha fomentado la expansión de los asentamientos judíos, pero a la fecha se había abstenido de presentar un plan detallado para Cisjordania, a la que los palestinos consideran territorio central para un futuro Estado.
Si Israel anexa gran parte de Cisjordania acabará con toda esperanza de lograr un acuerdo israelí-palestino sobre las condiciones de un Estado palestino en territorios tomados por Israel en 1967.
La llamada solución de dos Estados ha sido desde hace tiempo la opción preferida por la mayor parte de la comunidad internacional. Sin embargo, la mediación intermitente de Washington entre israelíes y palestinos se estropeó después que el presidente Donald Trump reconociera a inicios de su gobierno a Jerusalén como la capital de Israel. Los palestinos, que desean como su capital a Jerusalén oriental, anexada por Israel, suspendieron la comunicación con Estados Unidos.
En fecha más reciente, Trump reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, una meseta que Israel quitó a Siria en 1967. La medida fue considerada en Israel un obsequio político de Trump a Netanyahu, quien enfrenta el desafío en las urnas del ex jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas de Defensa, Benny Gantz.
Los sondeos muestran una apretada contienda, aunque se prevé que el Partido Likud de Netanyahu tenga mayores probabilidades de formar una coalición de gobierno que la alianza Azul y Blanco de Gantz. Según las encuestas, Likud y otros pequeños partidos judíos derechistas y ultra-ortodoxos obtendrán 60 de los 120 escaños del Parlamento.
El sábado, Netanyahu concedió una entrevista al Canal 12 de la Televisión israelí al comienzo del noticiario transmitido en horario estelar. Netanyahu presentó como logros personales los cambios en las políticas de Estados Unidos hacia Jerusalén y los Altos del Golán porque, afirma, logró persuadir a Trump a que adoptara esas medidas.
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Netanyahu se comprometió a no desmantelar ni un solo asentamiento judío y a que Israel retenga el control del territorio al oeste del río Jordán, Cisjordania. Más de 600.000 israelíes viven actualmente en territorios conquistados en guerra, dos tercios en Cisjordania.
El entrevistador preguntó a Netanyahu por qué no había anexado algunos de los asentamientos mayores durante su actual periodo.
“Su pregunta es interesante; si avanzamos a la siguiente etapa la respuesta es sí”, dijo, y agregó que el próximo periodo será decisivo. “Avanzaremos a la siguiente etapa, la imposición de la soberanía israelí”.
Oposición
El ministro palestino de Exteriores afirmó el domingo que el mandatario israelí tendrá un “problema de verdad” si cumple su promesa electoral de anexionarse asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada por Israel.
La promesa del primer ministro, Benjamin Netanyahu, probablemente pretendía movilizar a su base nacionalista en los últimos compases de una disputada carrera electoral, dijo Riad Malki a The Associated Press Riad Malki, en un aparte del Foro Económico Mundial en Jordania.
Los palestinos se resistirían si se intenta aplicar esa medida, afirmó Malki.
Netanyahu ha fomentado una expansión de los asentamientos judíos en sus cuatro mandatos como primer ministro, pero hasta ahora ha evitado dar una visión detallada de Cisjordania, que los palestinos consideran el corazón de un futuro estado.
La medida anunciada por el mandatario antes de las elecciones del martes supondría un cambio drástico en la estrategia de Netanyahu.
Agitada campaña electoral
Los tres meses de campaña electoral en Israel han sido una sucesión de ataques personales, escándalos y más escándalos. Pero cuando los votantes acudan a las urnas el martes, habrá un nombre clave en su mente: Benjamin Netanyahu.
En la práctica, los comicios son un referendo sobre Netanyahu, el hombre que ha dominado la política israelí durante casi tres décadas. Una victoria le convertiría en el primer ministro israelí que ejerce el cargo durante más tiempo, superando al padre fundador del país, David Ben-Gurion.
Una derrota probablemente acabaría con su carrera precisamente cuando disfruta de un papel protagonista en un creciente movimiento internacional de líderes mundiales nacionalistas y de retórica dura, liderado por su amigo Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
“La posición internacional de Israel nunca ha sido tan firme como ahora. Los líderes internacionales hacen cola para visitar Israel y reunirse con el primer ministro”, afirmó Yechiel Leiter, ex jefe de gabinete de Netanyahu y que ahora es un miembro destacado del Kehelet Policy Forum, un grupo de estudios conservador en Jerusalén.
Los apasionados seguidores de Netanyahu lo ven como un hombre amigo de poderosos líderes mundiales y garante de la seguridad de Israel en una región peligrosa. Sus detractores lo ven como un hedonista corrupto que ha dividido al país incitando a la hostilidad contra los árabes, y cuyas medidas sobre los palestinos acercan a Israel al borde de un precipicio.
En los últimos días de campaña, la carrera parece estar demasiado ajustada como para predecir un ganador. El mandatario enfrenta un duro desafío de Benny Gantz, ex jefe del Ejército. Los sondeos muestran al partido Likud del primer ministro y al nuevo partido Azul y Blanco de Gantz en una enconada pugna por la victoria. Las encuestas apuntan a una estrecha ventaja de Likud para formar una coalición con partidos más pequeños de ideas similares.
Netanyahu, de 69 años, suele presentarse a sí mismo y al país en términos históricos. Incluye en sus discursos referencias a la historia judía, cuentos de heroísmo judío y advertencias sobre que los enemigos más siniestros de Israel acechan tras cada esquina. A menudo compara al principal blanco de sus diatribas, Irán, con enemigos bíblicos e incluso con los nazis.
Aunque es un millonario educado en el MIT y que habla inglés a la perfección, el mandatario ha logrado mostrarse como un hombre ajeno al poder. Afirma estar perseguido por la prensa, jueces y otras “élites” hostiles en un mensaje que conectaba con su base política, de tendencia religiosa y de clase obrera.
“Tiene un talento sin precedentes. Es un estratega político competente y el comunicador político más eficaz en la historia de Israel”, comentó Yohanan Plesener, presidente del Instituto Democracia Israelí, un grupo de estudios no partisano. “Y su motivación personal para mantenerse en el poder es infinita”.
Su campaña se ha centrado en tachar a sus rivales de “izquierdistas” débiles, repitiendo que están conspirando en su contra con los partidos árabes del país. Las voces críticas le acusan de avivar hostilidades y demonizar a la minoría árabe israelí, que supone en torno al 20% de la población.
Pero esta campaña no está siendo nada habitual. Gantz, que tiene a otros dos exjefes del Ejército en su lista, es un candidato poco habitual con la experiencia para desafiar a Netanyahu en seguridad, siempre un tema clave para los votantes. Ha criticado la incapacidad del gobierno por detener el fuego de cohetes desde la Franja de Gaza, gobernada por Hamas.
Sin embargo, su blanco en la campaña ha sido sobre todo el propio Netanyahu, señalando a los diversos cargos de corrupción contra el primer ministro. El fiscal general del país ha recomendado procesar a Netanyahu por soborno y abuso de confianza. Además, sus rivales han cuestionado un acuerdo con el que el primer ministro habría ganado 4 millones de dólares por la venta de un submarino alemán a Egipto, ya que posee acciones en uno de los proveedores del fabricante alemán.
La campaña ha sido especialmente agresiva. Los anuncios del Likud muestran un Gantz que tartamudea y muestra inestabilidad mental. Por su parte, Gantz, de 59 años, acusa al mandatario de llevar al país a “puntos bajos”.
La retórica de Netanyahu le ha servido bien durante su carrera de tres décadas y los escándalos no parecen hacer mella en sus partidarios, aunque podría ver su situación comprometida si el fiscal general presenta cargos después de los comicios. Anshel Pfeffer, biógrafo del primer ministro, señaló que podría producirse una gran confrontación si el primer ministro busca una forma de que se retiren los cargos o de aprobar una ley que le dé inmunidad.
“Nos enfrentamos a una crisis constitucional en los próximos meses en Israel”, dijo Pfeffer.