Este miércoles la iniciativa dio su primer paso, uno que parecía que ni siquiera se concretaría. La modernización tributaria del Gobierno finalmente fue aprobada en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Esto se logró gracias a los dos votos de los diputados de la Democracia Cristiana José Miguel Ortiz y Pablo Lorenzini.
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Resulta destacable que el Ejecutivo lograra sacar adelante su reforma, debido a la fuerte oposición que ha concitado, principalmente por un punto en particular: la integración tributaria.
Cabe señalar que en la reforma anterior del gobierno de Michelle Bachelet, lo que se hizo es “desintengrar” el sistema, donde las empresas pagaban su impuesto, mientras que los dueños de estas pagaban el que les correspondía. Lo que busca el proyecto del Presidente Piñera es volver a integrar estos dos pagos.
En palabras simples: hoy las grandes empresas pagan un impuesto por sus utilidades del 27%, mientras que las personas de más altos ingresos pagan 35%. De llegar a aprobarse esta nueva reforma tal y como está, sucederá que el dueño de una compañía, al momento de pagar su 35% correspodiente, podrá descontar ese otro 27% cuando retire las utilidades obtenidas por ser accionista, es decir, como persona pagará solo 8% de impuestos, porque se entenderá que ya pagó una vez impuestos cuando su empresa lo hizo.
“Dicho de otra forma, como la empresa ya ha pagado el impuesto de primera categoría por sus utilidades y el contribuyente que tiene participación en esta empresa está percibiendo ingresos que ya han sido gravados, el sistema plantea que este impuesto sea considerado a la hora de gravar las rentas del contribuyente, actuando como un “descuento”, indica Valentina Ciriotto, docente de Ingeniería Comercial de la U. San Sebastián.
Quién paga
“Cada reforma tiene un fin”, dice María José Becerra, directora de Ingeniería Comercial de la Universidad Central, quien recuerda que la realizada en el gobierno anterior buscaba obtener los recursos para la reforma educacional.
¿Cuál es el objetivo de la iniciativa de esta administración? A juicio de la también economista de la London School of Economics, dice que beneficiar a los más ricos. Afirma que lo que existe actualmente “asegura la progresividad, es decir, que los ricos paguen más impuestos que los pobres”, cosa que no pasará si se aprueba este cambio.
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El propio Gobierno ha reconocido que “reintegrar” el sistema tributario entre empresas y personas dueñas de éstas traerá consigo que el Estado obtenga menos recursos, alrededor de 541.400 millones de pesos al año, según las estimaciones del Ministerio de Hacienda.
Para compensar esa menor recaudación, se han señalado algunas medidas como imponer un impuesto a plataformas como Netflix y una boleta electrónica para un mejor control del pago del IVA de las personas y pequeños negocios, lo que a juicio de Becerra, hace regresiva esta reforma.
“El Gobierno está apostando a que un menor impuesto al capital favorezca la inversión de la empresa, lo que llevaría a mejores remuneraciones y a la contratación de mayores trabajadores en el sector formal”, indica Ciriotto.
Sin embargo, Becerra rebate aquello y no cree en lo que se conoce como “teoría del chorreo». Afirma que “no existe evidencia o estudios que confirmen que una reforma tributaria que baje impuestos implique mayor crecimiento”.
Con la idea de legislar aprobada, ahora la modernización tributaria avanza en su tramitación en el Congreso, ahora con una oposición dividida, donde los partidos de izquierda aíslan a la DC. De hecho, durante su argumentación, el diputado falangista José Miguel Ortiz se enfrascó en una discusión con el presidente de la comisión, el comunista Daniel Núñez.