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Suben a cinco los muertos por edificios derrumbados en Brasil: hay 17 desaparecidos bajo los escombros

Más de 100 bomberos y miembros de defensa civil y la policía civil y ambiental trabajaban con perros rastreadores, drones y helicópteros.

Los rescatistas trabajaban intensamente en una carrera contra el tiempo para encontrar con vida a 17 personas que continúan desaparecidas bajo los escombros. Esto luego del derrumbe de dos edificios en Río de Janeiro, Brasil.

El desplome del viernes dejó hasta el momento cinco muertos, pero 10 personas fueron rescatadas con vida. Dos hombres, una mujer y dos niños son hasta ahora las cinco víctimas. Los bomberos no difundieron sus identidades.

El desplome afectó a dos edificios de cuatro pisos, que según el alcalde de Rio de Janeiro Marcelo Crivella fueron construidos sin los permisos del gobierno en Itanhangá, una zona del oeste de la ciudad.

Trabajo de búsqueda tras derrumbe en Brasil

Más de 100 bomberos y miembros de defensa civil y la policía civil y ambiental trabajaban con perros rastreadores, drones y helicópteros. Los edificios colindantes fueron evacuados por riesgo de que se produzcan nuevos derrumbes.

Vecinos de edificios del área observaban expectantes las tareas de búsqueda sin poder regresar a sus casas por el peligro de nuevos desplomes. Los bomberos apenas autorizan el ingreso para retirar alguna pertenencia y salir.

Según una nota oficial, las construcciones fueron erigidas en una zona de “alto y medio riesgo de deslizamiento”, en una zona considerada de protección ambiental.

En noviembre pasado, los predios habían sido clausurados de acuerdo a la alcaldía. Sin embargo, las viviendas fueron ocupadas y se violó la restricción.

El accidente expuso la mala calidad de la infraestructura en áreas precarias y la ausencia de un efectivo poder de fiscalización del gobierno en un área que está bajo el control de milicias.

La acción de grupos paramilitares es un problema creciente en el estado de Río, lo que obliga a muchos vecinos a vivir casi como rehenes de milicianos y pagar “impuestos” y otras tasas impuestas por la fuerza.

Cuando comenzaron a actuar hace varias décadas, muchos las consideraban una solución al flagelo de la inseguridad y el narcotráfico ante la falta de respuestas del Estado. Con el tiempo, sin embargo, se han vuelto una de las amenazas más grandes a la seguridad.

Según el ministerio de Seguridad, las milicias controlan cerca de un cuarto del territorio del estado.

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