Los rescatistas encontraron en enero de este año el cuerpo sin vida de un niño de 2 años cuya caída en un pozo durante 13 días generó una compleja operación de búsqueda que capturó la atención de España y también mundia.l.
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Julen Roselló cayó en el estrecho pozo de 110 metros de profundidad (360 pies) el 13 de enero mientras su familia preparaba el almuerzo en un día de campo. Su muerte se suma a otra tragedia familiar, ya que su hermano de 3 años falleció de un infarto en 2017, según reportó la prensa española.
La tragedia atrajo poderosamente la atención de los españoles desde el principio, y la nación siguió muy de cerca cada detalle de una misión de búsqueda y rescate extremadamente compleja, frecuentemente obstaculizada por capas de roca muy dura.
El pozo de agua seco, de sólo 25 centímetros (10 pulgadas) de diámetro, es demasiado angosto como para que un adulto quepa en él, y la tierra endurecida y la roca impidieron que el equipo avanzara hasta el sitio donde el pequeño estaba atrapado.
Durante casi dos semanas de gran tensión, las autoridades intentaron crear rutas alternas para llegar al niño. Una serie de pequeñas explosiones detonadas ayudaron a los trabajadores a excavar la mayor parte de un túnel horizontal de 3,8 metros (12 pies) de longitud hasta la cavidad.
Autopsia definitiva
La causa fundamental de la muerte fue por precipitación», revela la autopsia definitiva, que concluye que el niño murió sobre las 13.50 horas del 13 de enero, según han explicado fuentes judiciales. Es decir, apenas minutos después de que se colara por un agujero de 25 centímetros de ancho y 70 metros de profundidad. Según las conclusiones de este informe, el tiempo de supervivencia del menor “fue corto”.
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El documento, de 25 páginas, indica que la caída por el pozo le provocó dos traumatismos: uno en la base del cráneo y otro en el lado izquierdo de la cabeza, provocado por las irregularidades de la pared del túnel.
El informe desmiente, por tanto, el estudio presentado por la defensa del dueño de la finca, investigado por un presunto homicidio imprudente, que sostenía que esas lesiones habían sido provocadas por el impacto de una piqueta de acerocorrugado que usaron los bomberos el primer día de rescate: «Ninguna de estas lesiones se encuentran en el plano superior de la capota o bóveda del cráneo, todas en caras laterales de la cabeza. Compatibles, por tanto, por ser producidas por elementos situados a los lados de la cabeza, al caer el menor de pie, los únicos de estos elementos son las paredes del pozo o materiales que pudieran caer alrededor del cadáver (tierra y rocas).
Estas conclusiones rebaten la defensa del único investigado por el menor, David Serrano, propietario de la finca donde Julen perdió la vida. Su defensa alegaba que el niño pudo morir por el golpe de un martillo o una herramienta durante la operación de rescate.
Las autoridades españolas indicaron que el pozo por donde cayó el niño de 2 años carecía de permisos. Según medios locales, tras realizar la perforación se había tapado con una roca, pero el domingo la boca del pozo estaba abierta. El padre del niño declaró que él y una prima vieron cómo caía por el agujero.