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Notre Dame está en las oraciones de todos: Parisinos llevan adelante vigilia tras la desgracia

El incendio que devoró Notre Dame trajo recuerdos y pesar a personas de todo el mundo que visitaron o soñaban con ver la iglesia que era conocida por sus esculturas de gárgolas y su lugar en la historia literaria.

Algunos se arrodillaron y otros unieron sus manos en súplicas silenciosas. Otros cantaron con la mirada fija en un cielo anaranjado repleto de un denso humo.

En un improvisado acto de solidaridad y esperanza, los parisinos y las personas que visitaban la carismática capital francesa se unieron en oración por Notre Dame mientras las llamas ardían en la catedral.

El incendio que devoró Notre Dame trajo recuerdos y pesar a personas de todo el mundo que visitaron o soñaban con ver la iglesia que era conocida por sus esculturas de gárgolas y su lugar en la historia literaria. Pero las emociones estuvieron a flor de piel entre las personas reunidas justo afuera de otra iglesia gótica, no lejos de donde las llamas arrasaban con Notre Dame.

Frente a la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre, un par de cientos de personas se arrodillaron para rezar en medio de un grupo aún mayor. Se unieron más voces a un incesante himno comunitario que fue entonado prácticamente a capela, aunque en un momento fue acompañado por dos violines.

“La catedral es más que cuatro paredes. Es el símbolo de la Francia católica”, dijo Gaetane Schlienger, de 18 años, quien intentó subir a un árbol cerca de la vigilia. “Pero tengo muchos amigos que no son católicos, y también ha sido de gran impacto para ellos”.

Schlienger dijo que visita Notre Dame casi todas las semanas porque al verla “se siente segura, en paz. Es magnífica”.

La catedral también llamó a Quentin Salardaine, un doctor de París de 25 años, mientras las llamas avanzaban iluminando la noche.

“Creo que este edificio es símbolo de París, sin importar si eres católico o no. Yo no lo soy”, dijo Salardaine. “Estoy aquí porque no podía quedarme en casa sabiendo que esto estaba sucediendo y que hay gente reunida entonando himnos religiosos”.

En otras partes de París, cientos, e incluso miles de personas se alinearon en las cuencas de río Sena alrededor de la pequeña isla que alberga a la catedral, viendo incrédulos y horrorizados.

Las llamas se esparcieron por el techo y la parte posterior de la estructura. La aguja ardió y se desplomó.

El jefe de bomberos de París reportó que las cuadrillas tuvieron problemas para contener el incendio, que se extendió hacia el exterior de madera de la iglesia y hacia una de sus distintivas torres. Los chorros de agua de las mangueras azotaron la fachada de Notre Dame.

Incluso después de que los bomberos comenzaron a contener el incendio, desde la cuenca sur aún se podían ver algunas llamas asomándose por donde solía estar el techo. Las luces que pasaban frente a las ventanas delanteras parecían ser de los investigadores.

Poco después, un reportero de Associated Press pudo echar un vistazo al interior de la catedral. La única iluminación al interior de la estructura provenía de un agujero rojizo en el techo. Horas antes, la aguja se elevaba desde ese punto hacia el firmamento de París. En su lugar un arroyo de chispas caía al suelo en el lugar donde suele colocarse el coro.

Afuera de Saint-Julien-el-Pauvre, más personas seguían uniéndose al coro improvisado. Blandine Bouret, de 68 años, dijo que conocía bien el vecindario. Su abuelo tenía una tienda a una calle de la catedral y su padre tenía un negocio cerca de ahí.

“Es terrible, es catastrófico. Es el alma de París”, dijo Bouret.

Los estadounidenses Lucy Soule y su padre Win, originarios de Maine, se sentían afortunados de haber estado en Notre Dame apenas una hora antes de que comenzara el incendio. Lucy también se sentía “rara”.

“Ahora puedes olerla arder”, dijo la joven de 22 años sobre el monumento que acababa de visitar.

“Lo lamento por las personas mañana, que no podrán verla”, añadió su padre.

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