Junio de 1998. James Byrd (49) padre de tres hijos, se encontraba saliendo de la despedida de soltera de una sobrina cuando es interceptado por 3 ciudadanos blancos que le ofrecen acercarlo a su casa. Tras aceptar la ayuda, Byrd se sube a un automóvil sin saber que realmente se encontraba con tres supremacistas blancos dispuestos a torturarlo hasta matarlo: John William King, Shawn Allen Berry y Lawrence Russell Brewer.
No lo llevaron a su casa, sino a una calle lejana sin mayor tránsito. Se bajaron y fueron directamente hacia él. No había armas, sino que con sus propias manos se avalanzaron contra Byrd. Entre los tres atacantes le dieron una fuerte golpiza hasta dejarlo malherido en el suelo. Una vez ahí, se bajaron los pantalones y comenzaron a defecar encima del cuerpo del hombre afroamericano, quien en todo momento trato de resistirse al violento ataque. Este fue solo el comienzo de la larga tortura que recibió Byrd, de quiénes, tras golpearlo y defecarlo, decidieron seguir con el ataque.
Encadenaron a la víctima desde sus tobillos a la parte trasera de una camioneta. A pesar de intentar defenderse, Byrd no pudo hacer más que los atacantes que lograron atarlo a la camioneta y la echaron a andar.
El recorrido duró aproximadamente cinco kilómetros, el cuerpo de Byrd se fue arrastrando por la carretera de asfalto en donde se golpeó y dañó considerablemente más que durante la golpiza anterior. Durante la mayoría del trayecto en la camioneta, la víctima se mantuvo consciente de lo que estaba viviendo. Fue un golpe con una tubería lo que finalmente terminó con la vida de James Byrd, que tras azotarle la cabeza y los brazos, quedó prácticamente decapitado.
Los tres supremacistas blancos se percataron de lo sucedido, tomaron el cadáver y lo llevaron hasta las afueras de la iglesia Huff Creek Road, lugar conocido por ser habitualmente frecuentado por afroamericanos. Luego de todo esto, terminaron la jornada yendo a comer un asado.
A 21 años de la tragedia se llevó a cabo la segunda sentencia de muerte del caso, ahora para John William King, quien fue ejecutado a vista de sus familiares en la Prisión Estatal de Huntsville (Texas). Lawrence Russell fue ejecutado en 2011 y Shawn Allen se encuentra cumpliendo su condena de cadena perpetua.