Hay dos claves que actualmente está generando el comercio electrónico. Por un lado vemos que las calles se llenan de motos con las diferentes aplicaciones de delivery de comida, compras, etc. Esto significa un esfuerzo de logística que al comercio tradicional no se le exigía. Pero había un espacio no cubierto: y es que las empresas también necesitan un servicio parecido para desarrollar su negocio.
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Fu así que hace ya dos años, dos emprendedores se dieron cuenta de esta situación y vieron la oportunidad. “Nos dimos cuenta de lo desatendido que está el mercado de delivery empresarial y las pocas opciones que existen para los clientes cuando se trata de recibir entregas”, cuenta Juan Andrés Cabrera Lillo, cofundador Rayo.
Junto a su socio Martín Arancibia, levantaron crearon este emprendimiento que se encarga de la logística de diferentes compañías para gestionar sus envíos, es decir, se preocupan del delivery de sus productos para que lleguen a un cliente final o también a una sucursal de la misma firma que necesite reabastecimiento. Cabrera detalla que trasladan “desde chips de telefonía hasta células madre”.
“Nos dimos cuenta de lo desatendido que está el mercado de delivery empresarial y las pocas opciones que existen para los clientes cuando se trata de recibir entregas”
Para ello, hacen una consultoría para entender los procesos de cada cliente y encontrar la forma de integrar su tecnología de Rayo a la de este. “Puedes saber en todo momento el estado de tu pedido y seguirlo en el mapa. Nos integramos rápido y barato a los sistemas de las empresas”, explica.
Colaboradores contratados
“En general siempre emprender es una tarea difícil. Yo diría que muchísimo más difícil que estar en una empresa”, dice Cabrera. Y es que tanto él como Arancibia vienen desde grandes empresas: Uber y Claro, respectivamente. Este emprendedor dice que esas experiencias les permitió entender la necesidad que se necesitaba cubrir y que con Rayo se plantean cubrir. Eso sí, asoma un reclamo bastante recurrente entre todos los emprendedores. Cabrera se queja que “el apoyo de los bancos es nulo para un emprendimiento en etapa temprana”.
Y pese a las dificultades que todo emprendedor debe enfrentar, este emprendimiento se encarga de destacar una cosa que la diferencia de las apps de delivery que ocupamos para comprar comida: tienen contratados a sus repartidores.
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Cabrera dice que esto tiene que ver con el trabajo especializado que se requiere en el caso de algunas encomiendas y les permite tener mayor disponibilidad de sus colaboradores para cumplir con las entregas. “El tema laboral es largo de abordar, el Gobierno no se ha hecho cargo de manera estricta al respecto frente a esto que parece ser una tendencia de los mercados”, sostiene.
El crecimiento de esta pyme es digno de destacar. En 2016 obtuvieron un fondo Semilla 2016, desde 2018 forman parte de Start-Up Chile y mediante inversionistas ya han logrado levantar un total de US$400 mil y han recibido el apoyo de Incubatec UFRO, Imagine Lab, y la aceleradora internacional Blue Box.
Actualmente ya hacen entregas en 16 ciudades del país, sumando recientemente su primera operación extranjera en Ciudad de México, y trabajan con empresas tales como Sodexo, Transbank, BICE, Consorcio, Cruz Verde y Claro, entre otros.
“Hemos vendido casi dos millones de dólares en menos de dos años y seguimos creciendo. Ya iniciamos operaciones en México y esperamos este año vender dos millones de dólares más. En general estamos en crecimiento y buscamos consolidarnos como una empresa relevante en el ecosistema de la logística moderna”, apunta Cabrera.