Doan era trabajadora de un salón de belleza. Una ciudadana común, que el 13 de febrero del 2017 tomó una decisión que mató al hermano del emperador de Norcorea.
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Kim Jong-nam, se encontraba en el aeropuerto de Kuala Lumpur con el fin de tomar un vuelvo hacia Macao. Mientras se encontraba esperando su salida, fue interceptado por dos mujeres, Doan Thi y Siti Aisya.
Se acercaron a restregarle un químico en la cara de Jong-nam. Todo esto se supondría que era una broma televisiva para la que las llamaron a participar, pero lejos de ser un juego, fue un asesinato.
Las cámaras de seguridad del aeropuerto captaron todo el ataque. Las mujeres, aseguraron siempre en sus declaraciones que fueron engañadas y que jamás pensaron en matar a una persona. Sin embargo, ambas corrieron riesgo de pena de muerte.
Siti, quedó en libertad al poco tiempo de ser arrestada. No dieron mayores explicaciones de por qué Doan no, pero con el tiempo se aclaró que ninguna de las dos había organizado el asesinato, mas solo le habían tirado el químico.
Tras una serie de negociaciones. Doan aceptó una pena de tres años y cuatro meses bajo los cargos por lesiones que terminó hoy. Con esto, se cierra el caso de la muerte de quien sería el heredero para liderar Corea del Norte y que tras su sospechoso asesinato, dejó a su hermano Kim Jong-un en el poder.