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El drama de las esclavas sexuales norcoreanas en China

Miles de mujeres y niñas son obligadas a ejercer la prostitución o son vendidas para convertirse en esposas a la fuerza.

Corea del Norte es sin duda el país más hermético del mundo y su población sufre las restricciones impuestas por la dictadura imperante en el país desde la guerra que la dividió de su «hermana» del sur.

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El gobierno comunista dirigido con mano de hierro por Kim Jong-Un (heredero de su papá Kim Jong-Il, y éste de su abuelo Kim Il-Sung) es tan absoluto que incluso impone el tipo de peinado aceptable para cada sexo, la posesión de una Biblia está castigada con la muerte, los billetes con las imágenes de los líderes no se pueden doblar, y cualquier pelambre hacia el dictador llevará al culpable a un campo de concentración, o al Más Allá.

Una realidad no tan conocida del país la dejó ver un informe de «Korea Future», un organismo que investigó la situación de las mujeres que huyen de la dictadura hacia China con el sueño de llegar a un país que les de asilo; ojalá Corea del Sur.

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Pero la mayoría de las «prófugas» sufren en su autoexilio el abuso del crimen organizado Chino que las captura y las utiliza como esclavas sexuales, o las vende como esposas, dada la menor proporción de mujeres que hay en el gigante asiático debido a la política del hijo único.

También hay mafias que capturan a mujeres desde Corea del Norte para llevarlas a la fuerza a China, y así fomentar un negocio que según el estudio mueve más de 105 millones de dólares al año.

Las mafias piden por una esposa 146 dólares, y el precio que cobran por un encuentro sexual es de cuatro. Además en buena parte de la población rural de China no es mal visto que un solterón compre una señora, porque consideran que así no se despoblarán las aldeas y la producción agrícola seguirá su curso.

La edad de las mujeres (o niñas) traficadas parte desde los doce años, pero el asunto se vuelve más dramático cuando se usan a las víctimas para realizar transmisiones de cibersexo, porque ahí los pederastas prefieren niñas aún menores que van desde los nueve años, según el informe.

El público que consume pornografía infantil a través de internet principalmente provine de de Corea del Sur. Una transmisión en vivo de cibersexo con una niña norcoreana de nueve a catorce años puede costar entre 60 y 110 dólares, mientras que una transmisión con niñas y mujeres de 17 a 24 años cuesta alrededor de 50 dólares.

Se estima que en China hay unos 200 mil norcoreanos, y de esa cifra el 75% son mujeres; de ellas el 50% es obligada a prostituirse, el 30% es vendida como esposa, y el resto se divide entre las que realizan cibersexo y las que son esclavas domésticas.

El testimonio de una sobreviviente, que logró escapar a Corea del Sur es claro. «En mi país no tenía derechos, ni a la libertad, ni a la búsqueda de la felicidad. Mi familia fue destrozada y nuestras relaciones cortadas. Me vi obligado a sufrir hambre, dejé mi tierra por miedo. En China un hombre me engañó y me vendió en matrimonio. Pasé seis años como esclava y tuve un hijo. Fui arrestada por la policía China y repatriada a Corea del Norte donde fui encarcelada en un centro de concentración, desde donde pude huir».

La presencia de refugiados norcoreanos en China se incrementó en la década del 90′, cuando una hambruna causó alrededor de dos millones de muertes en el país peninsular, y la situación fue tan catastrófica que se documentaron varios casos de canibalismo.

Entre las prostitutas forzadas que han podido dar su testimonio, menos del 50% informó que la dejaban protegerse de enfermedades con condones, y el 67% dijo que había sufrido violencia física.

El comercio sexual es tan potente en China que cifras conservadoras estiman en diez millones de personas la población ocupada en ese rubro, siendo un porcentaje importante obligado a hacerlo. Mujeres de Myanmar, Laos, Camboya y Vietman componen la mayoría de las prostitutas extranjeras, pero el caso de las norcoreanas es el más dramático.

 

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