La tensión entre Estados Unidos e Irán continúa avanzando a un punto crítico y sin retorno, sobre todo después de que finalmente este jueves el portaaviones nuclear estadounidense USS Abraham Lincoln llegara a las puertas del Golfo Pérsico, según medios especializados.
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Por su parte, Irán no se queda indiferente y ha anunciado que está listo para dar «una respuesta aplastante».
«Los enemigos deben saber que el Ejército iraní vigilará en todo momento sus conspiraciones y aventuras, especialmente las de la administración de EEUU», señaló el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohamad Baqerin, según la agencia oficial IRNA.
Cómo sería una guerra
Aunque la estrategia desafiante de Trump se ha convertido en un sello distintivo de su política exterior, los riesgos sólo han aumentado cuando lidia con Irán, donde la desconfianza mutua ya lleva cuatro décadas.
Si bien tanto Washington como Teherán afirman que no quieren una guerra, muchos temen que un error de cálculo pueda descontrolar la situación.
Desde la Revolución Islámica en Irán en 1979, Teherán ha trabajado para labrar relaciones con la milicia libanesa Jezbolá, el grupo Hamas en la Franja de Gaza y otras organizaciones en contraposición a lo que percibe como una amenaza de la enorme presencia militar estadounidense en Oriente Medio.
Los analistas creen que de ser atacada, Irán podría delegar en esos grupos armados para atacar a tropas estadounidenses, a Israel y a otros aliados de Washington en la región.
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Por su parte, el Pentágono le presentará a la Casa Blanca el jueves un plan para enviar hasta 10.000 militares adicionales al Medio Oriente a fin de enfrentar potenciales amenazas iraníes, informaron fuentes oficiales.
A esto se sumaría una fuerza defensiva con la posibilidad de emplazar baterías antimisiles Patriot, más buques de guerra y más tecnologías para monitorear las comunicaciones iraníes.
Los funcionarios _que pidieron no ser identificados_ aclararon que no se ha tomado una decisión final, y no está claro si la Casa Blanca aprobará el envío de todos esos efectivos o sólo algunos. Las fuentes aseguraron que la medida no responde a ninguna amenaza nueva de Irán sino a fortalecer la seguridad en la región.
Actualmente en medio oriente se encuentra un portaaviones y un escuadrón de bombarderos estadounidenses, además de las flotas de los aliados de EEUU.
El inicio de las nuevas tensiones
Todo inició hace tres semanas, cuando Washington anunció el despliegue de bombarderos y un portaaviones estadounidenses en el Golfo Pérsico debido a amenazas no especificadas por parte de Irán.
Una de las teorías anunciadas inicialmente por EEUU es la posibilidad de que el país de medio oriente coloque misiles sobre lanchas. Pero esta semana, fuentes oficiales aseguraron que Irán desmontó esos misiles aunque que perduran otras amenazas marítimas.
En lo que va del mes, autoridades en Emiratos Árabes Unidos han afirmado que cuatro petroleros sufrieron daños en un sabotaje. Rebeldes yemeníes aliados con Irán atacaron con drones un oleoducto en Arabia Saudí. Diplomáticos estadounidenses comunicaron una advertencia sobre que los aviones comerciales podrían ser confundidos por Irán y atacados, algo que rechazó Teherán.
Acuerdo nuclear
Todas estas tensiones son la culminación de la decisión de Trump hace un año de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear de Irán con varias potencias internacionales.
Irán anunció el lunes que había multiplicado por cuatro su capacidad de enriquecer uranio a baja concentración. Las autoridades insistieron en que el uranio sólo se enriquecería dentro del límite del 3,67% marcado por el pacto nuclear de 2015, lo que permite utilizarlo para centrales eléctricas pero no para armamento nuclear.
Pero al aumentar la producción, Irán pronto superará las limitaciones a las reservas de material nuclear incluidas en el acuerdo. Teherán ha marcado un plazo del 7 de julio para que Europa renegocie los términos del acuerdo o de lo contrario afirma que elevará la concentración, a niveles más cercanos al armamentístico, en un Oriente Medio que ya está en vilo.
Los demócratas sostienen que Trump agravó la situación al ordenar la abrupta salida de Estados Unidos del acuerdo negociado con Irán, un complejo arreglo negociado junto con otros países bajo la presidencia de Barack Obama bajo el cual Irán limitaría sus actividades nucleares a cambio de un alivio de las sanciones.