El ministerio de Turismo de Nepal es el centro de las críticas unánimes del mundo del montañismo por autorizar tantas expediciones al mismo tiempo, porque para este año ya son 380 grupos los que tienen permiso para intentar alcanzar los 8.848 metros del monte Everest.
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La ventana de buen tiempo que se abrió el miércoles provocó una inaudita avalancha de interesados en atacar la cumbre, y se generó un taco inédito de más de 200 montañistas haciendo fila para alcanzar la cima.
Esa triste imagen de la hilera de expedicionarios caminando uno tras otro, a pasos de la punta del monte, no es lo más preocupante del asunto, porque la demora que genera el atochamiento (tanto en la subida como en la bajada) ha provocado la muerte de diez personas.
Los últimos fallecidos fueron un montañista británico y otro irlandés, informaron las autoridades locales. “El británico Robin Fisher, de 44 años, llegó a la cima durante la mañana de hoy, pero se desmayó y murió 150 metros más abajo”, informó Murari Sharma, organizador de la expedición Everest Parivar.
En tanto el irlandes, que tenía 56 años, no alcanzó a llegar a la cumbre y murió producto de un problema cardíaco, a pesar que recibió asistencia médica oportuna.
Desde el miércoles la lista de los fallecidos la completan cuatro indios, un norteamericano, un nepalés que trabajaba como sherpa, y otro irlandés, cuyo cuerpo aún no ha podido ser recuperado.