Diana de Gales fue una de las mujeres más fotografiadas del mundo. Pasada una década de su terrible muerte, aún la vemos en medios y redes sociales. Ella se convirtió en una celebridad desde el anuncio del compromiso con el príncipe Carlos, heredero de la corona británica.
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Su vida estuvo marcada por el acoso de los paparazzi, que finalmente tuvieron un papel determinante en su fallecimiento. Su hermano, Charles Spencer, recordó que Lady Di le confesó que “uno de los peores paparazzi de Londres le había dicho: “Estaré allí todos los días de tu vida hasta que estés muerta y luego filmaré tu tumba”.
De novia a madre
En noviembre de 1980, una jovencísima Diana Spencer es sorprendida por los fotógrafos fuera de su apartamento en Earls Court. Ser la novia de Carlos le cambió la vida.
Cuando tuvo a William y Harry, los medios no perdieron oportunidad de capturar la complicidad que existía entre madre e hijos. Aquí los fotografiaron cuando iban a ver una obra de teatro.
Privacidad violada
Desde los más recónditos lugares, los paparazzi buscaban una foto de Diana. Aquí la sorprenden tomando sol en el balcón de su habitación, en un hotel en Austria.
Diana sabía perfectamente que sus movimientos eran “cazados” por los fotógrafos. Ella no se intimidaba y, con binoculares en mano, trataba de localizarlos a donde viajara.
Agredida
Tras el divorcio con Carlos, el acoso de los fotógrafos fue mayor. A Diana se le hacía difícil salir sin ser descubierta. En esta foto, de julio de 1996 le grita a los paparazzi mientras conduce en el puente Kew en Londres.
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Apenas diez días antes de su muerte, el 21 de agosto de 1997, la princesa Diana usa un binocular después de ver a un grupo de paparazzi siguiendo el yate de Dodi Al Fayed, en barco y helicóptero, cerca de Portofino, Italia.