Mientras el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aún celebraba las manifestaciones a su favor, este domingo también aprovechó de retractarse y calificó de exagerado llamar «idiotas útiles» a los integrantes de las manifestaciones educacionales que ya llevan 15 días.
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El mandatario había declarado que los estudiantes que salen a las calles a protestar «no saben ni la fórmula del agua». «Son unos idiotas útiles, unos imbéciles, que están siendo usados como masa de maniobra de una minoría esperada que compone el núcleo de muchas universidades federales en Brasil».
Pero qué buscan las manifestaciones estudiantiles que se han tomado las calles brasileñas y que, al parecer, tanto irritan al presidente de Brasil.
Motivaciones
Miles de estudiantes y profesores brasileños salieron el miércoles 15 de mayo en masa a las calles en rechazo a los recortes presupuestarios en educación instrumentados por el gobierno de Bolsonaro.
El anuncio de una reducción de 30% en el presupuesto discrecional de las universidades federales, suma que constituye el presupuesto no obligatorio que es utilizado, entre otras cosas, para el pago becas de investigación, agua, luz, seguridad, limpieza e investigaciones, disparó los reclamos en todo el país.
“Muchas personas inteligentes y preparadas se están quedando sin trabajo debido a los recortes. Este gobierno disminuye la inversión porque quiere acabar con el pensamiento crítico de la población”, dijo Carolina Ponce, estudiante de arquitectura de 20 años, que se encontraba en las manifestaciones.
Poco después de anunciar los recortes presupuestarios, el ministro de Educación, Abraham Weintraub, había dicho en una entrevista con el diario Estado de Sao Paulo que las universidades que promueven “alboroto” y “eventos ridículos” dentro de sus campus tendrían el presupuesto recortado.
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En principio iban a ser solamente tres las universidades afectadas, pero la medida se extendió a todas las instituciones federales y algunos colegios. Los recortes alcanzan unos 1.800 millones de dólares del presupuesto educativo.
Para muchos profesores y estudiantes los recortes son una represalia al posicionamiento de algunas universidades federales contra Bolsonaro durante la campaña presidencial del año pasado.