En un anuncio sorpresivo que podría poner en riesgo un importante acuerdo comercial, el presidente estadounidense Donald Trump indicó el jueves que impondrá un nuevo arancel del 5% sobre todas las importaciones de México para presionar al país a tomar más medidas para detener el flujo de migrantes centroamericanos que tratan de cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
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Señaló que el porcentaje aumentará gradualmente “hasta que el problema de la inmigración ilegal se solucione”.
La decisión mostró que Washington está dispuesto a llegar a tal extremo y a buscar nuevos recursos para presionar a México a emprender acciones — incluso con el riesgo de obstaculizar otras prioridades políticas como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que es parte fundamental de la agenda legislativa de Trump y crucial en sus esfuerzos de reelección.
Trump informó la medida en Twitter luego de comentarles a los reporteros horas antes que tenía planeado hacer un “anuncio importante” que sería el “más grande” que ha hecho hasta ahora sobre la frontera.
“El 10 de junio, Estados Unidos impondrá un arancel de 5% sobre todos los productos que lleguen a nuestro país desde México, hasta que los migrantes ilegales que pasan por México y entran en nuestro país se detengan. Los aranceles aumentarán gradualmente hasta que el problema de la inmigración ilegal se solucione”, tuiteó, y agregó: “Y entonces los aranceles serán eliminados”.
El mandatario ha acusado al gobierno mexicano de no hacer lo suficiente para frenar el flujo de migrantes de países como El Salvador, Honduras y Guatemala que han emprendido el viaje hacia Estados Unidos para solicitar asilo. Trump ha estado deseoso de tomar medidas cada vez más radicales y llamativas en la materia, ya lo que lo considera fundamental para su campaña de reelección, pues anima a sus simpatizantes.
Pero la sorpresiva amenaza arancelaria se produce en un momento peculiar, considerando lo fuerte que ha presionado el gobierno para la aprobación del T-MEC, que reemplazaría al TLCAN. También ocurre menos de dos semanas después que Trump levantó los aranceles sobre el acero y el aluminio procedentes de México y Canadá, una medida que parecía eliminar un obstáculo para la aprobación del pacto comercial.
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La Casa Blanca percibe el pacto, acordado en noviembre pasado por los líderes de los tres países, como la piedra angular de la agenda legislativa de Trump para 2020. Pero requiere de la aprobación de los legisladores de las tres naciones para ser ratificado.
Daniel Ujczo, abogado de comercio internacional con sede en Ohio, señaló que la medida pone contra las cuerdas a los legisladores que quieren votar a favor, debido a que las compañías en los estados y distritos a los que representan terminarían pagando los aranceles. Añadió que de ser implementado, el plan podría obstaculizar la ratificación del pacto en México, en donde el presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó el jueves una sesión especial del Senado, que está en receso, para considerar el asunto.
“Sin duda los aranceles congelan el T-MEC”, afirmó Gary Hufbauer, experto en leyes comerciales para el Instituto Peterson de Economía Internacional. Hufbauer explicó que Trump cuenta con la autoridad para imponer aranceles bajo la Ley Internacional de Economía de Emergencia, al declarar una emergencia nacional, tal como lo hizo.
“El drama es legal, pero es absurdo”, declaró.
Sin embargo, tanto él como otras personas se preguntan si Trump —quien tiene el hábito de crear problemas y luego quedarse con el crédito cuando los resuelve— realmente cumplirá su amenaza.
“Esto parece más un teatro y una táctica que una estrategia para resolver la crisis migratoria y normalizar el comercio en América del Norte”, declaró.
A finales de marzo, Trump amenazó con cerrar toda la frontera entre Estados Unidos y México si las autoridades mexicanas no frenaban por completo la inmigración ilegal. Tan sólo días más tarde, se retractó y dijo que estaba satisfecho con las medidas implementadas por México en los últimos días. Sin embargo, se desconoce qué es lo que el gobierno mexicano ha cambiado.
De hecho, durante una conferencia telefónica con los reporteros el jueves, funcionarios del gobierno aseveraron que hay varias cosas que México puede hacer para evitar que los aranceles entren en vigor, incluyendo reforzar su frontera con Guatemala, y presentar un “acuerdo de tercer país seguro” que dificulte a quienes ingresen a México solicitar asilo en Estados Unidos.
“Juzgaremos el éxito por el número de personas que cruzan la frontera y esa cifra necesita comenzar a bajar de inmediato, en un número importante”, dijo el jefe interino de despacho de la Casa Blanca, Nick Mulvaney.
También insistió en que los aranceles estaban “completamente” separados del T-MEC “porque uno se refiere al comercio y el otro a migración”.
“De ninguna manera están relacionados”, aseguró.
Jesús Seade, el negociador comercial del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que la amenaza es “sumamente seria” pero también le restó importancia, por ser poco probable.
“No es secreto para nadie” que el presidente Trump es muy activo en su uso de Twitter, pero escribe algunos mensajes que no se concretan, declaró.
La amenaza causó una fulminante respuesta del senador republicano Chuck Grasslley, un frecuente aliado de Trump, quien criticó la medida como “un mal uso de la autoridad arancelaria presidencial” que sería una carga para los consumidores estadounidenses y “pone en serio riesgo la aprobación del T-MEC”.
Mulvaney indicó que la Casa Blanca había informado a algunos del plan a algunos legisladores republicanos y reconoció que algunos de ellos, en especial en el Senado, expresaron su preocupación sobre el uso de esos poderes por parte del presidente.
La amenaza arancelaria de Trump se da en un momento en que las autoridades mexicanas han realizado redadas migratorias y han detenido a miles de migrantes que atraviesan el país hacia Estados Unidos.
La ciudad de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, se ha convertido en el epicentro de los operativos migratorios. Miles de migrantes han quedado varados en la localidad debido a que el gobierno mexicano no les proporciona visas que les permitan viajar. Esta semana, las autoridades han intentado levantar los campamentos de inmigrantes de los parques y han realizado redadas en hoteles.
Las autoridades mexicanas desmantelaron casi por completo la última gran caravana de migrantes y detuvieron a cientos de centroamericanos.
Además, el gobierno mexicano le ha permitido a Estados Unidos que devuelva a cientos de solicitantes de asilo de Centroamérica y otros países, obligándolos a esperar en México hasta que se procesen sus solicitudes de asilo en Estados Unidos, una de las pocas políticas migratorias que no ha sido rechazada de inmediato por los tribunales.
La Casa Blanca informó que Trump recurriría a la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para implementar el arancel.
“Si la crisis de migración ilegal se alivia a través de acciones efectivas tomadas por México, que se determinarán a nuestra exclusiva discreción y criterio, se eliminarán los aranceles”, indicó Washington en un comunicado.
Pero si Trump no está satisfecho, el arancel del 5% aumentará a 10% el 1 de julio, a 15% el 1 de agosto, a 20% el 1 de septiembre y a 25% para el 1 de octubre.
“Los aranceles se mantendrán permanentemente al nivel de 25% a menos que, y hasta que, México detenga significativamente la entrada ilegal de extranjeros que vienen a través de su territorio”, añadió el comunicado.
Durante una visita a Canadá el jueves, el vicepresidente Mike Pence prometió que el acuerdo comercial sería aprobado este año.
“Nuestro gobierno está trabajando intensamente con los líderes del Congreso de Estados Unidos para aprobar el T-MEC este verano”, sostuvo. Cuando los reporteros le preguntaron sobre la consideración de nuevos aranceles, Pence respondió que tanto México como el Congreso necesitan hacer más y que Trump está determinado a usar su autoridad para exhortarlos a que lo hagan.
“Sin duda el presidente está determinado a utilizar las autoridades con las que cuenta como mandatario para pedirle al Congreso y pedirle a México que hagan más por atender esta crisis humanitaria en nuestra frontera sur”, comentó Pence.
López Obrador responde
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador señaló el jueves por la noche que el canciller Marcelo Ebrard encabezará una delegación que el viernes viajará a Washington para buscar una salida negociada y pacífica al anuncio del mandatario estadounidense Donald Trump de imponer un arancel a todas las importaciones mexicanas a menos que México controle el flujo de migrantes.
En una carta publicada en su cuenta oficial de Twitter con el comentario “al presidente Donald Trump en son de paz”, López Obrador subrayó que “los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas”, y en un tono no visto desde el principio de su mandato le aseguró que no es un cobarde y que el lema de “Estados Unidos primero es una falacia”.
“Le propongo profundizar en el diálogo, buscar alternativas de fondo al problema migratorio y, por favor, recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato sino que actúo por principios: creo en la política que, entre otras cosas, se inventó para evitar la confrontación y la guerra”, afirmó.
Las palabras de López Obrador, que siempre ha apostado por la no confrontación y ha eludido hacer comentarios ante las amenazas que Trump ha lanzado en diversas ocasiones, representan el mensaje más duro hacia Estados Unidos desde que el político izquierdista llegó al poder.
Ebrard, por su parte, alabó el mensaje. “Dignidad y firmeza en esta hora difícil”, escribió también vía Twitter.
El mandatario mexicano recordó además que su gobierno cumple con su “responsabilidad de evitar, en la medida de lo posible y sin violentar los derechos humanos, el paso [de migrantes] por nuestro país” y dijo no creer “en la Ley del Talión, en el ‘diente por diente ni en el ´ojo por ojo’ porque, si a esas vamos, todos nos quedaríamos chimuelos o tuertos”.