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El misterioso final del Hombre del Tanque

Durante la masacre de la Plaza de Tianamén le hizo frente desarmado a una caravana de blindados del Ejército chino.

Hoy se cumplen 30 años de la masacre de la Plaza de Tianamén, y en China no hubo actos de conmemoración. No, sencillamente sus autoridades han intentado borrar la existencia del hecho, pero de todos modos reforzaron la seguridad en el lugar, sobre todo con televigilancia que les permite realizar reconocimiento facial y llegar a detener a sus casas a quienes participen de manifestaciones.

El proceso que terminó con ríos de sangre surgió a mediados de abril de 1989 cuando la muerte del líder menor del Partido Comunista, Hu Yaobang (defensor del liberalismo económico y político) desencadenó una ola de protestas en Beijing entre estudiantes que reclamaban por la corrupción en el Gobierno y pedían reformas democráticas.

Alrededor de un millón de personas se sumaron a la manifestación y su punto de reunión era la plaza, en donde alcanzaron a estar siete semanas, mientras los dirigentes comunistas analizaban la forma de terminar con «el problema».

Algunos líderes preferían una salida pacífica, pero la jerarquía del partido prefirió la represión, que según informes posteriores de la inteligencia británica le costó la vida a unas diez mil personas.

La noche del 3 de junio el Ejército mandó 27 vehículos blindados que dispararon contra la multitud. El embajador británico de entonces, Alan Donald, ha dicho que «los estudiantes habían recibido la información de que tenían orden de abandonar la plaza, pero los acorazados atacaron sólo cinco minutos después de que supieran. Los arrollaron una y otra vez hasta que hicieron un pastel de carne con ellos. Los restos fueron recogidos por una excavadora, incinerados y tirados por el desagüe».

Durante el 4 de junio siguió la represión, y al día siguiente sólo quedaban focos de protestas muy menores. En esa jornada se tomó la foto del «Hombre del Tanque»; ahí un manifestante solo y desarmado le impide el paso a una caravana de blindados que intentan salir de la plaza por avenida Chang An. En la actualidad en China debido a la censura muy poca gente conoce la imagen, y menos su significado.

El Hombre del Tanque para muchos represente la lucha del individuo contra la maquinaria de guerra. El desconocido sujeto de camisa blanca y bolsas en las manos que se paró frente al blindado que lideraba una hilera de vehículos fue un símbolo de resistencia.

El fin de la protesta del solitario sujeto se dio cuando algunas personas lo convencieron de marcharse. Parecen manifestantes, pero podrían haber sido policías de civil.

Incógnita

Del destino del valiente hombre no hay claridad. El diario británico «Sunday Express» informó entonces que su nombre era Wang Weilin, hijo de 19 años de un obrero, pero los corresponsales desestimaron esa información porque el periodista que firmó la noticia estaba en Londres.

Otra información salió a los cinco días. El «Evening Standard» citó a fuentes de la inteligencia norteamericana para informar que había sido ejecutado, pero el corresponsal del medio que aparece firmando la noticia dijo que él no la había escrito.

Un dato esperanzador sobre la suerte del Hombre del Tanque lo entregó en 1990 el alto dirigente chino, Jiang Zemin, porque ante una pregunta a quemarropa de una periodista de la BBC sobre el destino del manifestante, respondió que «no fue ejecutado».

 

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