El presidente Donald Trump viajó a la costa sur de Inglaterra el miércoles para rendir homenaje a los soldados aliados que ayudar a rescatar a Europa de la Alemania nazi.
PUBLICIDAD
Asistieron la reina Isabel II, la primera ministra Theresa May y varios cientos de veteranos de la Segunda Guerra Mundial a la Base Naval de Portsmouth, uno de los lugares de partida de las fuerzas que iban a las playas de Normandía.
Todos brindaron una ovación de pie a los veteranos cuando subieron al escenario. Trump ocupó un asiento entre la reina y su esposa, Melania Trump.
A continuación, Trump leyó pasajes de una oración que brindó el presidente Franklin Roosevelt el 6 de junio de 1944 por radio cuando las fuerzas aliadas cruzaban el canal de la Mancha, en la cual dijo: “Dios Todopoderoso, nuestros hijos, orgullo de nuestra nación, en este día, han iniciado un gran emprendimiento, una lucha para defender nuestra república, nuestra religión y nuestra civilización y liberar a una humanidad que sufre”.
En la víspera, Trump dejó de lado el martes sus frecuentes críticas a la primera ministra británica Theresa May por la manera como manejó su reprobado acuerdo de Brexit, y declaró que la historia la recordará con afecto en caso de que el Reino Unido pueda separarse con éxito de la Unión Europea.
El más reciente capítulo en la “relación especial” de los aliados históricos se presentó mientras manifestantes opuestos a Trump —sobre quienes flotaba el ahora famoso globo con la figura de un bebé Trump— tomaron las calles aledañas en el centro de Londres.
Los inesperados elogios del presidente hacia May se presentaron a tan solo unos días de que la premier haga efectiva su renuncia al frente del partido luego de fracasar en su intento por concretar un acuerdo de Brexit. Dejará el cargo de primera ministra una vez que se haya elegido a su sucesor.
“He disfrutado enormemente trabajar con usted. Es una gran profesional y una gran persona que ama mucho a su país”, le dijo Trump a May en una conferencia de prensa cerca de la oficina de gobierno en Downing Street. Pero no pudo evitar una sutil crítica, evocando los dos años de embates hacia la premier al recordarle que le había recomendado demandar a la Unión Europea en lugar de intentar negociar una salida.