Está en su trabajo, algo nervioso y percibiendo cierta incertidumbre. Ha escuchado rumores sobre el estado de la empresa donde trabaja que lo sacan del foco de sus tarear diarias.
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Y es que no es para nada agradable el el clima laboral se contamine con las dudas trascendidos que puedan darse y que generan inquietud de perder el empleo si es que la compañía la venden o cierran, por ejemplo.
“Esta condición fomenta la incertidumbre organizacional que desde el enfoque de riego sicosocial en el trabajo alteran ámbitos como las exigencias emocionales, el sentido del trabajo, calidad de liderazgo o inseguridad ante las condiciones laborales, entre otras”, subraya Marcelo Pinto Muñoz, entrenador de Consultores en la consultora de recursos humanos HPI.
En ese sentido, el experto recalca que la posibilidad real o latente de quedar sin la fuente laboral genera distintos estados emocionales según las características de cada persona, el ciclo de vida, el cargo o estamento o proyección laboral. “Por ello una organización debe abordar esto entiendo todos los puntos de vista y acoger la incertidumbre dentro de un plan de acción”, explica.
En cuanto a las responsabilidades en este tipo de casos, Pinto es enfático en señalar que “los rumores surgen de una mala o ineficiente estrategia de comunicación”, por ello, recalca que todos los actores dentro de una organización, “en especial los encargados del recursos humanos son los que fallan cuando el rumor no logra ser controlado”.
Para evitar aquello, indica que es fundamental “activar estrategias de comunicación que logren abarcar la mayor cantidad de canales, medios y audiencia, difundiendo la situación a partir de un discurso coherente, cercano y humano”.
El rol de los propios trabajadores
Ante este tipo de complejas situaciones, el experto subraya que son los líderes de cada equipo de trabajo los llamados a encabezar el proceso que mitiguen los elementos que generen el estrés entre los colaboradores
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“Esto es así porque es muy habitual que, ante un eminente cierre, el sentido de pertinencia ante la empresa se diluye rápidamente, no obstante, las personas necesitamos aferrarnos a figuras de apoyo que nos permitan mantener el foco y reconstruir el proyecto laboral”, afirma.
Por otro lado, Pinto agrega que los propios trabajadores deben ser capaces de tener una actitud que evite que este tipo de contextos los intimide. “Los grandes cambios de la vida, por duros o fortuito que sean, nos movilizan a desplegar recursos que no son habituales que activemos, sobre todo cuando funcionamos desde la rutina, o llamada también zona de confort”, sostiene.
En ese sentido, dice que “hacernos cargo y ser protagonistas de nuestras propias consecuencias es el mejor camino para afrontar desafiantemente situaciones externas que pudieran afectar nuestra calidad de vida”.