Hay denuncias que uno preferiría olvidar, como esta. Resulta que el laboratorio Pfizer el 2015 estaba investigando sobre el Enbrel, un medicamento antiinflamatorio usado en una terapia contra la artritis reumatoide, cuando sus científicos descubrieron que sus efectos reducían el riesgo de padecer Alzheimer en un 64 por ciento.
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En la empresa celebraron y comenzaron a investigar profundamente sobre los alcances de su descubrimiento, pero según acusa el The Washington Post, en enero de este año dejaron los estudios a medio camino porque les salía muy caro ya que los ensayos clínicos tenían un costo de 80 millones de dólares.
El razonamiento que se filtró del laboratorio fue el siguiente: «Luego de tres años de revisiones internas, Enbrel no se mostró prometedor para la prevención del Alzheimer porque la droga no llega directamente al tejido cerebral. Se consideró que la probabilidad de un ensayo clínico exitoso es baja. Una sinopsis de sus hallazgos estadísticos preparados para la publicación externa no cumplió con sus estándares científicos rigurosos».
Pero científicos que participaron de la investigación denunciaron que la razón fue netamente económica, ya que la empresa no quiso hacer un ensayo clínico en miles de pacientes, porque el costo no lo recuperarían ni siquiera con los derechos de patente sobre el remedio.
Otro documento interno de Pfizer, dado a conocer por el diario norteamericano, es contundente. Dice que «Enbrel podría potencialmente prevenir, tratar y retardar la progresión de la enfermedad de Alzheimer de forma segura». Usted ya lo sabe, y no lo olvide.