El presidente Donald Trump dijo el viernes que suspendió los planes para imponer aranceles a México, y tuiteó que la nación latinoamericana había acordado “tomar fuertes medidas” para detener el flujo de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.
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De acuerdo con una “Declaración Conjunta de Estados Unidos y México” difundida por el Departamento de Estado, Washington “expandirá inmediatamente la implementación” de un programa que devuelve hacia México a los solicitantes de asilo que cruzan la frontera sur de Estados Unidos mientras se emite una resolución sobre sus argumentos. México “ofrecerá empleos, servicios de salud y educación” a esas personas, “de acuerdo con sus principios”.
El gobierno mexicano también accedió, agregó, a tomar “medidas sin precedentes para incrementar la vigilancia con el fin de reducir la migración irregular”, incluido el emplazamiento de la Guardia Nacional mexicana en todo el país, especialmente en su frontera sur con Guatemala.
Y México “también emprenderá acciones decisivas para desmantelar a las organizaciones de contrabando de personas, así como sus redes financieras ilícitas y de transporte”, afirmó el Departamento de Estado.
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Estados Unidos anunció en diciembre que haría que algunos solicitantes de asilo aguardaran en México mientras se procesaban sus casos, un acuerdo alcanzado difícilmente con el gobierno mexicano que ha requerido meses para desarrollarse y que se ha visto afectado por fallas, incluyendo citatorios en la corte con fechas erróneas, problemas de viaje y dificultades para que los abogados contacten a sus clientes.
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Las autoridades del Departamento de Seguridad Nacional han estado ampliando ese programa lentamente, y ya estaban trabajando para extenderlo por la frontera antes de la más reciente dificultad diplomática. Aproximadamente 10.000 personas han sido devueltas a México para que aguarden a que se procesen sus casos de inmigración desde que comenzó el programa el 29 de enero. En la actualidad más de 100.000 migrantes están cruzando la frontera estadounidense cada mes, pero no todo el mundo pide asilo y los migrantes pueden aguardar un año completo antes de presentar una declaración.
Trump había anunciado el plan de aplicar aranceles la semana pasada, al declarar en un tuit que, el 10 de junio, Estados Unidos “impondría un arancel del 5% a todos los bienes que ingresen a nuestro país desde México, hasta que los migrantes ilegales que vienen a través de México, y al interior de nuestro país, dejen de venir”.
Sin embargo, tras regresar de Europa el viernes, Trump tuiteó: “Tengo el placer de informarles que los Estados Unidos de América han llegado a un acuerdo firmado con México”. Agregó que los “aranceles que Estados Unidos iba a aplicar desde el lunes contra México están suspendidos indefinidamente a partir de este momento”.
Señaló que México ha aceptado colaborar para “detener la ola de migración a través de México y hacia nuestra frontera sur”, y dijo que esas medidas “reducirán grandemente, o eliminarán, la inmigración ilegal que llega de México hacia Estados Unidos”.
La decisión de Trump marcó un cambio de tono con respecto al viernes más temprano, cuando su portavoz Sarah Sanders dijo a los reporteros en Irlanda antes de que Trump despegara: «Nuestra posición no ha cambiado. Los aranceles seguirán adelante a partir del lunes».
Trump ha dicho frecuentemente que el ser impredecible le ayuda a negociar.
Un arancel sobre todos los productos mexicanos, que inicialmente sería de 5% pero alcanzaría el 25% con incrementos mensuales, tendría enormes secuelas económicas para ambos países. Los estadounidenses compraron bienes importados de México por valor de 378.000 millones de dólares el año pasado, encabezados por autos y autopartes. Muchos miembros del Partido Republicano y empresarios afines a Trump le han exhortado a que recapacite, o que por lo menos posponga la aplicación de los aranceles mientras prosiguen las conversaciones, ante los perjuicios que sufrirían los consumidores y fabricantes estadounidenses.