Son pocas las cosas que el centralismo de Chile no haga que Santiago goce de una posición privilegiada respecto de las demás ciudades y regiones. Pero dentro de las contadas excepciones, hay una que en términos ambientales lo golpea como a ningún otro lugar del país: la Región Metropolitana es la única que no posee ningún parque nacional en su territorio.
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Así es: los 41 parque nacionales con los que el país cuenta están fuera de la zona capitalina. Por lo mismo, un conjunto de agrupaciones busca revertir esa realidad a través de una petición presidencial y aprovechar así el potencial de parte del Cajón del Maipo y los bordes del Río Colorado y Olivares.
Se trata de unas 142 mil hectáreas de los más diversos ecosistemas: más de 300 glaciares, 31 cumbres altas -5 de ellas sobre los 6 mil metros-, 233 especies de flora y 135 especies animales, además de un circuito de valles y laderas. Todo a menos de 70 kilómetros de la capital.
La propuesta nace de las agrupaciones Acceso Panam, Fundación + 1000 y Fundación Plantae, que el 10 de abril lanzaron formalmente la campaña #Queremosparque. Su intención era reunir la mayor cantidad de firmas para entregar una carta petitorio al Presidente, y la semana pasada, con más de 142 mil firmas bajo el brazo, fueron a La Moneda.
Viabilidad
Pilar Valenzuela, coordinadora de la iniciativa, señala que en 15 días deben recibir la respuesta formal desde La Moneda a su carta. Allí, ellos solicitaron que el Mandatario declare la zona como parque nacional, facilite el acceso al público sin restricciones y que incluya un proceso de participación ciudadana en su conformación.
«Nos gustaría que el Gobierno acoja la petición y declare el parque justo en el año en que se desarrollará la COP25, sería una declaración de intenciones muy concreta», afirma Valenzuela.
Un hecho a tener en cuenta es que si bien el país cuenta con cerca del 20% de su territorio protegido, las áreas se reparten de manera poco equitativa. Eso, porque entre las regiones de Coquimbo y Biobío, tan solo el 1,38% del territorio es parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) y de acceso público.
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En Santiago, por lo demás, sólo el 5,7% de su población cuenta con acceso a 10 metros cuadrados de área verde, estándar definido por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU).
La viabilidad del parque, dice la ingeniera ambiental, es cosa de voluntad del Ejecutivo. En gran parte, porque los terrenos fueron recuperados este año de manos del Ejército hacia el Ministerio de Bienes Nacionales, salvo unas 16 mil hectáreas que se vendieron a la Minera Río Colorado y hoy son privadas. «Está disponible y es público. Ésta es la oportunidad», dicen desde la agrupación.
Si bien una de las metas es convertir a Santiago en una de las capitales mundiales del turismo de naturaleza, hay otras razones de peso que dan forma a la iniciativa. De hecho, las casi 20 mil hectáreas cubiertas por glaciares y los caudales de los ríos Colorado y Olivares representan el 50% del agua dulce de Santiago.
Junto con eso, de animales simbólicos como el guanaco, pumas y cóndores, están aumentando sus poblaciones en ese territorio.
Concreción
A la espera de que La Moneda responda a la iniciativa, desde la agrupación confían en su materialización. En abril, sus representantes tuvieron una reunión con el ministro de Bienes Nacionales Felipe Ward, donde tuvieron un primer acercamiento a la propuesta y las indicaciones que tiene la cartera.
«El ministro nos contó la historia del predio y sus aprensiones, que tienen que ver con el uso ancestral de los arrieros, problemas de tomas de terreno y además concesiones de uso para empresas privadas. Pero fue súper receptivo, él está de acuerdo que tiene que ser un área protegida», señalan desde #Queremosparque.
A estas alturas, esa zona se alza como la única opción de un parque nacional. Se habló en su momento sobre la opción de ampliar la reserva Río Clarillo, sin embargo, el Gobierno no ha visto frutos en la factibilidad de comprar terrenos.
La siguiente instancia de la agrupación es buscar una buena recepción en el Congreso. Guido Girardi, senador miembro de la comisión de Medio Ambiente, es uno de los que ve con muy buenos ojos la medida. «La situación de cambio climático va a ser catastrófica en Chile y el agua va a ser un capital para el futuro. Por tanto no es una situación electiva, sino que obligatoria», afirma Girardi.
El senador cree que la iniciativa favorecería a la salud del ecosistema y la humana. «Favorecer la forestación en zonas de pie de monte, por ejemplo, tienen efecto inmediato en su entorno: mover masas de aire frío a zonas de aire caliente, como la ciudad», dice. «El tener un parque cerca de la ciudad también ayuda a uno de los países más sedentarios del mundo. Esto es urgente y prioritario», agrega.