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Cambio de gabinete: Reciclaje y enroques marcaron la segunda modificación del equipo de Piñera

El cambio de gabinete afectó a seis ministerios. Sin embargo, no hubo ningún cambio en el equipo político, pese a que la aprobación del gobierno está en su peor momento.

La aprobación del Gobierno pasa por su peor momento. Apenas un 25% en la última encuesta CEP. Un resultado que ya venía a la baja en mediciones anteriores. Y en este delicado escenario, el Presidente Sebastián Piñera decidió realizar su segundo cambio de gabinete. ¿La alternativa? Usar una fórmula probada. De regreso en salud, Jaime Mañalich y también volvió Teodoro Ribera, aunque en esta ocasión no estará a cargo del Ministerio de Justicia, sino que será Canciller.

También está de regreso Juan Carlos Jobet, pero tampoco volvió a su antiguo ministerio (Trabajo y previsión social), sino que lo hizo como ministro de energía. Esto deja entrever otro fenómeno. ¿Puede un ministro dedicarse a ser ministro de cualquiera de las carteras solo por tener dicha experiencia? Por ejemplo, la confección del nuevo gabinete tuvo también un par de enroques.

Alfredo Moreno, quien se desempeñaba como ministro de desarrollo social, pasó a ser ministro de obras públicas.

De la misma manera, el ministro de obras públicas, Juan Andrés Fontaine pasó a ser ministro de economía. En este caso cabe destacar que Fontaine ya había tenido este cargo en la primera administración de Piñera.

Un ministro si puede ser reciclado

Y aunque pueda parecer extraño, los especialistas señalan que los ministros requieren más manejo político que expertise en el área.

«Un ministro necesita tener habilidad política, capacidad de negociación. En cambio un subsecretario podría ser más técnico. Tal vez en el ministerio de salud si se requiere a alguien más específico, y por eso siempre hemos visto médicos ahí», explica German Silva, analista político y académico de la Universidad Mayor.

En la misma línea, Daniel Ibáñez, abogado y presidente de Fundación Participa agrega que esto es una práctica común que se ha visto en todos los gobiernos, independiente que sean de izquierda o derecha. Ibáñez agregó que desde la fundación, les molestó más «que volviera Mañalich, pese a todos los cuestionamientos». «Él fue quien le puso un fin trucho a las listas de espera, sacando a personas y poniendo en riesgo su salud. Es una pésima señal que lo hayan puesto nuevamente», agregó.

No hubo cambios en el equipo político

Pese a aquello, el abogado destacó de manera positiva el ingreso de Teodoro Ribera y Juan Carlos Jobet. «En la primer administración ambos hicieron un buen trabajo y es de esperar que ahora tengan un buen rendimiento», dijo Ibáñez. ¿Faltaron cambios? Para Silva, si. Sobre todo los más estratégicos: el equipo político.

«Que no haya sacado a nadie del equipo político fue una señal del Presidente, para decir que no se deja presionar», explica el académico de la U. Mayor. Según el analista, se notó que había presión, se vio a los partidos políticos exigiendo cambio de gabinete en las últimas semanas y a todas luces fue algo improvisado.

Un cambio improvisado 

«No estaban todos los ministros en el lugar, lo hicieron el mismo día en que se entregaron pésimas cifras de la encuesta CEP y los cambios respondieron a cambios menores. A todas luces esto no fue preparado. Si las cifras siguen cayendo, es probable que veamos otro cambio de gabinete en poco tiempo», agregó Silva. Recordemos que se mantiene el ministro del interior, Andrés Chadwick, la ministra vocera, Cecilia Pérez y el titular de la Segpres, Gonzalo Blumel.

Los motivos para realizar este cambio de gabinete, según el propio Presidente, apuntan a que este año será más exigente que el anterior. «Hay dificultades en el frente interno», señaló el mandatario, pero también volvió a hablar de obstruccionismo. «La conducta de algunos sectores han impedido que una agenda modernizada pueda ver la luz del sol», agregó.

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