El jueves el mundo puso sus ojos en el Estrecho de Hormuz, porque con una hora de diferencia dos petroleros sufrieron atentados explosivos. Determinar la autoría de esos hechos y el por qué, se convirtió en el tema del día.
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Las nuevas detonaciones se produjeron un mes después de que otros cuatro petroleros resultaran dañados en un ataque frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos, y esa vez EE.UU. también culpó a Irán, pero sin pruebas, como las que esta vez habría presentado.
La primera explosión de ayer ocurrió en el barco «Front Altair», de bandera de Islas Marshall y propiedad noruega, que navegaba con 23 tripulantes desde Emiratos Árabes Unidos a Taiwán cargado con nafta e hidrocarburos líquidos derivados de la refinación de petróleo crudo.
El segundo petrolero atacado fue el «Kokuka Courageous», de bandera panameña y propiedad japonesa, con 21 personas a bordo de las cuales una resultó herida, que había partido desde Arabia Saudita con destino a Singapur con un cargamento de metanol. Según las víctimas fue “atacado dos veces con algún tipo de bomba”.
Estados Unidos acusó de inmediato a Irán de estar tras los ataques, y luego mostró unas supuestas pruebas. En la madrugada de hoy el Mando Central de las Fuerzas Armadas dio a conocer un video que mostraría a integrantes de la Guardia Revolucionaria iraní sacando una mina adherida al casco del Kokuka que no habría explotado, para no dejar pruebas.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró al respecto que “es la evaluación del Gobierno de EE.UU. que la República Islámica de Irán es responsable de los ataques. Esta evaluación se basa en la inteligencia, las armas utilizadas, el nivel de experiencia necesario para ejecutar la operación, los recientes ataques iraníes similares en el transporte marítimo, y el hecho de que ningún grupo que opera en el área tiene los recursos y la capacidad para actuar con un nivel tan alto de sofisticación”.
Pero la tripulación del Kokuka no está del todo de acuerdo con la afirmación de EE.UU, porque sus hombres declararon que vieron algo que volaba hacia el barco antes de la explosión.
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En tanto el Gobierno de Irán rechazó a través de un comunicado «categóricamente la afirmación infundada de EE.UU. con respecto a los incidentes de petroleros del 13 de junio», los que condenó «en los términos más enérgicos posibles».
La comunidad internacional está muy preocupada por la escalada de violencia que redundó en un aumento en el 2% en el precio del crudo. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó los ataques y advirtió que el mundo no puede permitirse “una gran confrontación en la región del Golfo”.
