En marzo el mundo se conmovió al conocer que un australiano armado hasta los dientes atacó dos mezquitas de la ciudad neozelandesa de Christchurchu, y le quitó la vida a 51 personas.
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Brenton Tarrant llevaba un cámara adosada a su cuerpo y con ella registró la masacre para luego compartir la grabación por internet. A pesar de los esfuerzos de los proveedores de redes sociales, los asesinatos fueron difundidos por todo el mundo en cuestión de minutos.
El objetivo del «supremacista blanco» era protestar en contra de la inmigración musulmana y promover un mensaje de odio étnico. Para obtener reconocimiento grabó su ataque y gracias a cómplices como Philip Arps, se cumplió su objetivo porque el mundo vio con horror como acribillaba a sus víctimas.
Cabeza de chancho
El neozelandés Philip Arps, de 44 años, fue detenido cuatro días después de la masacre y se declaró culpable de difundir la grabación del atentado .
El diario local, New Zealand Herald, informó que la corte distrital de Christchurch tuvo conocimiento de que Arps distribuyó el video a unas 30 personas, y que tenía otra versión modificada que incluía un efecto de mira telescópica y un conteo de los muertos.
Finalmente el hombre, que también es un «supremacista blanco», fue condenado a 21 meses tras las rejas.
El juez Stephen O’Driscoll dijo que se trató de un «crimen de odio contra la comunidad musulmana», y agregó que fue «particularmente cruel distribuir el video mientras familias aún esperaban noticias de sus seres queridos. Arps buscaba glorificar la matanza de musulmanes, y por eso cualquier sanción que no contemple la prisión sería injusta».
Además, el condenado ya tenía antecedentes de odio racial. Hace tres años fue sancionado por dejar una cabeza de chancho frente a la mezquita (atacada en marzo) de Al Noor.
