Zanahoria morada, betarraga, camote, papas moradas y calafates son algunas de las alternativas con que cuentan los chilenos puedan dar color, de manera saludable a lácteos, jugos, jaleas, aguas saborizadas e incluso golosinas.
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Los consumidores están más informados que nunca sobre lo que comen y, a su vez, preocupados de los efectos negativos que tendrían algunos colorantes sintéticos en la salud de las personas. Alertados por esta situación un grupo de investigadores del INIA, entidad vinculada al Ministerio de Agricultura, comenzó a estudiar hace tres años la posibilidad de extraer el color de algunos cultivos existente en la zona sur de Chile para probarlos en algunos alimentos de consumo masivo en la población.
“El resultado hasta la fecha es muy interesante”, dice la especialista cargo de la investigación, María Teresa Pino, quien explicó que la posibilidad de extraer colorantes naturales y antioxidantes de alto valor a partir de algunas materias primas, para luego aplicarlos en alimentos industriales, otorgándoles no sólo color sino las propiedades nutricionales, ya es una realidad en el país gracias al trabajo de INIA.
En ese sentido, la especialista especificó que algunas empresas ya está usando comercialmente zanahoria morada y la betarraga de diferentes colores “Con ambos cultivos y otros que esperamos probar en el futuro se puede dar color a lácteos, jugos, jaleas, aguas saborizadas e incluso golosinas, pero de una manera saludable y sin riesgo, porque todas las propiedades que tienen nuestras frutas y verduras no se pierden en este proceso”, señaló la Coordinadora del Programa Nacional de Alimentos del INIA.
En el caso de la zanahoria morada, ésta se caracteriza por su alto nivel de antocianinas (pigmento responsable de su coloración roja a morada) y sus propiedades beneficiosas para la salud tales como efecto antioxidante, antidiabético y antinflamatorio. Además, se proyecta como una buena alternativa comercial en la industria del color y resulta de fácil implementación tanto para agricultores, pequeños, medianos y grandes.
Otro de los puntos abordados por María Teresa fue la demanda por este tipo de productos, la cual está creciendo a nivel mundial y en Chile existe una tremenda oportunidad para responder con productos innovadores. Una muestra de ello es el trabajo que realiza INIA para ofrecer alternativas a toda la cadena de la agroindustria y a los consumidores informados que buscan la etiqueta limpia, es decir, sin químicos que puedan afectar la salud.
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, vinculada al Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país.