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Acusan a cura de matar a diácono en juego sexual que se le fue de las manos

El religioso mexicano asfixió a la víctima supuestamente para que tuviera más placer durante un orgasmo.

Que un asesinato llame la atención en México es bien extraño porque en ese país el año pasado ocurrieron 33.341 homicidios debido al crimen organizado, pero hay uno que se robó el interés de los medios por sus escabrosos detalles dignos de una serie de Netflix.

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Hay dos protagonistas: un cura y un joven ligado a la iglesia católica muy amigo del sacerdote. El religioso fue identificado como Francisco Javier N, a quien la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México acusa de asesinar a al diácono Leonardo Avendaño, de 29 años (en la foto).

El cadáver de la víctima fue encontrado cubierto con una manta en su camioneta en el bosque de Ajusco del municipio de Tlalpan, y gracias a los mensajes que había mandado por Whatsapp la policía supo que la noche anterior se había dirigido a la casa del cura, ubicada junto a la parroquia Cristo Salvador, a donde ingresó a las 23.04 horas. Cámaras de seguridad indican que ambos hombres dejaron el lugar en el vehículo a las 3.16 de la madrugada.

¿Pero qué pasó? ¿Por qué Francisco Javier habría matado a Leonardo? Son las preguntas que los investigadores están aclarando, y las pistas indican que el cura no habría tenido la intención de asesinar al joven, sino que le habría quitado la vida en medio de un juego sexual que se le fue de las manos.

Fallecido

Choking game se llama la práctica que provoca asfixia que es habitual entre algunas parejas que dicen sentir una sensación agradable, antes y después de perder la conciencia, ya que el cerebro libera endorfinas en el hipotálamo ante la hipoxia. La falta de oxígeno genera placer erótico y sensación de euforia.

El Choking game también es practicado por adolescentes que buscan experiencias extremas, y ha causado muchas muertes entre ese grupo etario. Según datos oficiales en EE.UU. entre 1997 y el 2007 murieron 82 menores de edad por jugar a la asfixia.

La hipótesis del juego sexual en el homicidio cobra aún más peso porque la autopsia reveló que el cuerpo no presentaba señales de violencia, el muerto tenía marcas en el cuello y el forense confirmó que falleció asfixiado.

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Un hecho que hace aún más novelesco el asesinato es que el imputado fue el encargado de hacer la misa fúnebre de su amigo, y en el sermón dijo que ojalá que la policía «atrape a la víbora que asesinó a Leonardo». Además reclamó ante la prensa por justicia para el diácono. «Que Dios perdone al homicida, nosotros también lo podemos hacer, pero que la Justicia haga lo suyo», manifestó antes de ser detenido.

 

 

 

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