La tecnología impacta y mejora muchos ámbitos de nuestras vidas y los electrodomésticos no escapan a esta lógica. Con innovaciones que simplifican de sobremanera las rutinas diarias, hoy estos aparatos se han transformado en compañeros smart al momento de realizar cualquier tarea. En el caso de las lavadoras, no hablamos simplemente de esa maravillosa capacidad que tienen de arrancar de nuestras preocupaciones una tarea tan tediosa como quitarle la suciedad a la ropa, sino también de la multiplicidad de funciones que aplican de manera autónoma gracias a la Inteligencia Artificial.
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Pero tus electrodomésticos no inician su vida cuando los instalas en tu casa. Su nacimiento conlleva también un duro testeo en laboratorios para poder garantizar su resistencia y durabilidad a toda costa. ¿Quieres saber cómo es este duro momento tecnológico? Conversamos con especialistas del área de Línea Blanca, que nos explican los procesos.
¡Redoble de tambores!
Con la idea de garantizar la resistencia de sus lavadoras, Samsung somete a pruebas de fuego a la lavadora testeando uno de sus atributos más potentes: el tambor. “La tecnología presente en la QuickDrive garantiza una limpieza profunda, pero gentil al contar con un tambor principal y una placa trasera, que giran de manera independiente, moviendo la ropa de manera dinámica en variadas direcciones y no sólo de arriba hacia abajo como las máquinas convencionales”, explica Leo Miranda, Master Trainer de Línea Blanca.
Y para asegurarse de que este movimiento perdure en el tiempo, en los laboratorios de Samsung las máquinas deben pasar por el test de vibración, donde calibran que los movimientos no repercutan en la durabilidad de la lavadoras.
Contra golpe y calor
Los accidentes pasan y por lo mismo, en los laboratorios de la firma coreana prueban que la máquina, a pesar de tener un viaje tormentoso entre la tienda y tu casa, llegue en perfectas condiciones. Una prueba que también garantiza que independiente de las mudanzas que quieras hacer, la QuickDrive siempre llegará a destino contigo.
¿Cómo lo logran? Con una prueba de caída. Sí, así de brutal: simplemente la lanzan desde cierta altura para verificar que la máquina siempre rebote y logre estabilizarse. Y sí, lo logra.
A esto se suma una prueba de calor que evalúa la capacidad de los componentes para soportar temperaturas extremas en funcionamiento y así evitar cualquier debilitamiento de su potencia a raíz de este ítem. En su versión opuesta, también se aplica un test de resistencia al agua en caso de que tengas cualquier accidente y derrames detergente u otros líquidos encima.
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Ojo con las puertas
Pero una de las máximas pruebas -y volviendo a la dura previa realidad de las lavadoras- es la de la resistencia de las puertas. Su sistema debe estar listo para sortear no sólo los innumerables abrir y cerrar de cientos de lavados, sino también el golpe a veces duro que sin querer se puede le puede dar a la puerta. Pensando en eso, es que en los laboratorios de Samsung todas las lavadoras, incluidas las QuickDrive son sometida cientos y cientos de golpes en su puerta, lo que confirmó una cosa: ¡la QuickDrive soporta hasta 20 mil portazos!
En total, son más de 150 las pruebas que las lavadoras como la QuickDrive deben sortear para llegar al mercado. Performance, durabilidad, ergonometría, seguridad, eficiencia y suministro energético, son sólo algunos de los rudos exámenes.