La esposa de Mikhail Khachaturyan lo abandonó para evitar que sus constantes maltratos le costaran la vida, y habría sido tanta la desesperación de la mujer que decidió separarse de sus tres hijas cuando eran chicas, con tal de alejarse del abusador.
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Una vez que la mamá se fue el calvario se trasladó a las niñas que lo habrían soportado por más de una década, hasta que dijeron basta.
Las hermanas aseguran que su padre las golpeaba, maltrataba verbalmente, abusaba sexualmente de todas ellas, y en ocasiones las violaba. Además controlaba toda su vida porque puso varias cámaras de seguridad en la casa, y las vigilaba por ahí cuando salía a trabajar.
Una escena que retrata la crueldad del tipo ocurrió una vez que Khachaturyan les ordenó cepillar al perro, y luego las obligó a comerse el pelo del animal que había quedado en la peineta. Tan mal era el estado sicológico de las niñas que una de ellas incluso habría intentado suicidarse.
La impotencia y rencor llegó a su máximo el año pasado cuando las tres jóvenes decidieron matar a su papá. María tenía de 17 años, Angelina, 18, y Krestina tenía 19 cuando atacaron a Khachaturyan mientras descansaba en un sillón.
El canal ruso 360 grados informó que la hermana menor apuñaló al supuesto abusador por lo menos 35 veces. La del medio le destrozó el cráneo con un martillo, mientras que la hermana mayor le tiró gas pimienta en la cara.
Una vez materializado el parricidio las mujeres no hicieron algo por ocultar el crimen, sino que se entregaron a la policía, confiadas en la justificación que tenían para sus actos, pero la justicia no ha estado de su parte, además están con arresto domiciliario desde entonces.
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La justicia rusa las acusa de «conspiración para asesinar en grupo», y ese delito tiene un castigo que va desde los ocho hasta los veinte años de cárcel.
La defensa de las jóvenes exige que la corte considere el maltrato recibido durante toda su vida de parte del occiso, y además pidió que el papá del año sea juzgado aunque ya no esté en este mundo.