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Premio Nobel que ayudó en Interestelar y comprobó las ondas gravitacionales: Kip Thorne, el rockstar de la física que llega a Chile para ver el eclipse

Ganarle una suscripción anual de una revista erótica a Stephen Hawking y pasar la luna de miel en La Serena, son parte de las anécdotas de un extracto exclusivo de una entrevista que le realizó la Universidad Católica en su revista universitaria. Llega a dar una charla libre y gratuita en la casa de estudios y viajará al norte para ver el eclipse en el Cerro Tololo.

Amigo íntimo de Stephen Hawking, colaborador de Christopher Nolan para crear la película Interstelar y con una aparición fugaz como actor en la última temporada de The Big Bang Theory. El estadounidense Kip Thorne es por estos días un rockstar de la ciencia, aunque no necesariamente tan conocido por sus dos logros más grandes: ser quien comprobó la existencia de las ondas gravitacionales y uno de los últimos Premio Nobel de Física.

Pese a sus ya 79 años, la inquietud latente del científico lo obligó a viajar a Chile para no perderse el eclipse solar total del próximo martes. «Dará una conferencia para todo público acá en la Universidad Católica. Viene a raíz de una invitación que le hicimos a ver el eclipse en el Observatorio del Cerro Tololo, y además para que comparta su conocimiento con los chilenos», cuenta a Publimetro Gaspar Galaz, director del Instituto de Astrofísica UC.

La charla será este domingo a las 17.00 horas en el Salón Fresno de la casa de estudios, donde hablará desde eclipses hasta agujeros negros. Es una oportunidad para todo público, en una cita abierta y gratuita que sólo requiere de inscripción previa. Si así lo quieres, puedes llenar el formulario haciendo click aquí. 

“Tener un público educado es quizás hoy más importante que nunca”, explicó Thorne a la UC, en un extracto de la entrevista que concedió a la revista universitaria de la UC, y que puedes revisar completa haciendo click aquí. Pese al prestigio rebosante de hoy, el científico debió pasar por largas décadas antes que su trabajo viera frutos.

Inspirado en Einstein, por quien se inclina como la más grande mente científica de la historia moderna, se convenció en que las ondas gravitacionales serían cruciales para entender el universo. Eso ocurrió en 1963, pero no fue hasta 1989 que recibió los fondos para perfeccionar la herramienta que le permitiría saltar a la fama: el interferómetro láser.

Entremedio, eso sí, tuvo varias anécdotas para el recuerdo. De hecho, apostó en 1974 a Hawking que el objeto cósmico denominado Cygnus X-1, era en realidad un agujero negro. Él decía que sí, Hawking que no. “Por esa época no teníamos evidencia de la existencia de los agujeros negros, pero se detectaron rayos X que provenían de un gas muy caliente, cercano a lo que yo creía era un hoyo negro y Stephen pensó que no lo era”.

«Yo gané la apuesta», admite, y su premio fue de lo más curioso: una suscripción anual de la revista erótica Penthouse, cortesía del propio Hawking.

Cúspide

Su gloria llegó el 3 de octubre de 2017. Ese día, su proyecto Ligo detectó en sus dos observatorios, con 3 mil kilómetros de distancia, la misma señal proveniente del choque de dos agujeros negros a 1.300 millones de años luz de la Tierra. Era la prueba irrefutable de la existencia de las ondas gravitacionales.

“La señal fue clara, diría que fuerte, casi demasiado buena para ser cierta (…) Cuando tuvimos certeza, sentí una profunda satisfacción.”, recuerda Thorne de aquel día.

Como estrella de la física, el científico asume la divulgación como una misión especial. Por lo mismo ayudó a darle veracidad a Interestelar. Eso sí, paradójicamente duda que los agujeros de gusano puedan ser realmente «máquinas del tiempo». “He tratado de estudiar este tema de manera muy detallada y, junto a Stephen Hawking, llegamos a la misma conclusión: la naturaleza probablemente prohíbe la construcción de una máquina del tiempo y ésta se destruiría al mismo tiempo de activarse”, señala.

Pese a eso, describe que «jamás hemos sido capaces de probar (que el viaje en el tiempo) es imposible». Thorne no tiene dudas de la existencia de otras civilizaciones en el universo, aunque duda que se detecten pronto.

 

Como sea, la visita a este eclipse no es la primera de Thorne a Chile. De hecho, su luna de miel, en 1984, la pasó aquí, en La Serena. “Tuvimos una gran experiencia y todavía guardo lindos recuerdos de los amigos que hicimos” ¿Su ilusión? recorrer nuevamente el Valle del Elqui, degustar la comida marina y reencontrarse con el pisco sour.

 

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