Más de 15 años son los que lleva el físico chileno Rodrigo Vicencio trabajando por comprender y mejorar la transmisión de datos e información a través de la luz, investigación que por estos días lo tiene perfeccionando un modelo que podría impactar en lo cotidiano a todo el mundo: el flujo de datos a través de internet.
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El físico de la FCFM de la U. de Chile y del Instituto Milenio de Óptica (MIRO), junto a su estudiante de magister Gabriel Cáceres, publicaron su trabajo en la última edición de la revista Physical Review A, donde presentan un sistema para mejorar el envío de datos en el elemento más importante de la internet mundial: la fibra óptica.
Lo que proponen los chilenos es simple pero sofisticado. «Cuando mandas información por fibra óptica tienes una cantidad limitada de información que puedes enviar, dada por el espacio», explica Vicencio. Por eso, la idea de los físicos es un mecanismo para que quepan más fibras dentro de un cable. Y eso, en términos teóricos, ya lo consiguieron.
«Los cables marinos traen muchas fibras juntas agrupadas en ramilletes. Hay que ponerlas separadas y revestirlas con un plástico muy parecido al de cobre para evitar que la información se pierda, que la luz salte de una guía a la otra. Ese plástico aumenta el tamaño de la fibra y quita espacio. Lo que nosotros estudiamos es como poner las fibras sin ese plástico evitando que se pierda información», explica el científico.
Entre varias cosas, los chilenos proponen un cambio de disposición de las fibras y utilizar cristales fotónicos. “Usualmente la luz se dispersa (se pierde) al viajar por un cristal fotónico, pero con el arreglo especial que hemos propuesto, la luz viaja siempre por la misma fibra y no se pierde información alguna. La ventaja de estudiar este efecto es que se podría lograr aumentar la densidad de información que enviamos sin preocuparnos de perderla”, indica el físico.
¿Cómo hacerse una idea de lo que proponen los científicos? Si se ubica a dos fibras ópticas separadas por apenas 20 micrómetros -algo así como un quinto de un pelo-, en no más de dos milímetros de recorrido la luz se perderá en una de las fibras. Sin embargo, el modelo de los chilenos permitiría tener fibras juntas y tan largas como se quiera.
«Lo que viene ahora es comprobarlo en la práctica. Un experimento que demuestre el aumento del volumen de datos», detalla Vicencio. El modelo, eso sí, no se restringe solo al uso en la fibra óptica. De hecho, explica, su modelo de transmisión de datos por luz bien podría servir para los sistemas de alta seguridad en construcciones o incluso en desarrollos de nuevos métodos de pago, con tarjetas que en vez de usar bandas magnéticas o chips, funcionen con luz.